Nos encontramos conviviendo a diario con muchas sustancias tóxicas que afectan a nuestro organismo. Estos tóxicos provienen de la contaminación urbana y la industrialización y los podemos encontrar en el agua, los alimentos, los fármacos, los productos de cosmética, de limpieza y en general, en los envases de plástico, entre otros. A parte de todos estos componentes externos, nuestro organismo genera sustancias como los estrógenos y la histamina, que son necesarios pero que a niveles muy elevados son perjudiciales y deben ser expulsados.
Nuestro organismo tiene la capacidad de eliminar las toxinas y lo hace a través de la piel, los pulmones, el intestino, los riñones, y sobretodo, el hígado, este último es nuestro principal filtro.
Entonces nos interesa saber como nuestro organismo nos libera de las toxinas y como se expresa si estas se llegan a acumular.
Resulta que muchos de estos tóxicos pueden atravesar las membranas de nuestras células. Para evitar eso nuestro hígado transforma esos tóxicos en sustancias más solubles para que se eliminen por la orina o la bilis.
Nuestro hígado nos purifica de las toxinas a través de dos fases; la fase 1 transforma esas sustancias extrañas para que no penetren en las células y para que su eliminación sea más fácil, pero en este proceso se generan radicales libres (otras sustancias perjudiciales si se acumulan) y que en este caso la fase 2 debe neutralizar para que sean expulsadas del organismo a través de la orina y la bilis. Debe existir un equilibrio entre estas dos fases y aquí el factor tiempo juega un papel muy importante; Si la fase 1 transforma estas sustancias de forma muy rápida, a la fase 2 no le dará tiempo de neutralizarlas y se acumularán, por no hablar de una fase 2 lenta, esa seria la peor combinación. Entonces necesitamos una fase 1 lenta y una fase 2 rápida.
¿Cómo lo conseguimos?
La detoxificación hepática implica más de 300 reacciones bioquímicas que dependen de vitaminas, minerales, antioxidantes y aminoácidos, la gran mayoría provenientes de la alimentación. Vitaminas como las del grupo B, minerales como el magnesio, o aminoácidos esenciales como la metionina son imprescindibles para que se lleven a cabo todas estas reacciones químicas, ya que son los componentes que las encimas necesitan para llevar a cabo tales reacciones. Sin estos cofactores la detoxificación no se lleva a cabo en condiciones.
Aunque estos cofactores son muy importantes, a menudo el fallo en la detoxificación no se encuentra sólo en la falta de estos elementos esenciales, si no también en errores epigéneticos a los que llamamos polimorfismos genéticos. Dentro de la epigenética existen patrones de expresión de los genes que nos vienen por herencia y que pueden mantenerse estables o apagarse. Este podria ser el caso del ciclo de la metilación, necesario para la detoxificación y punto de partida de otras reacciones también con la misma finalidad. Un polimorfismo a este nivel se traduciría en una deficiencia por parte del organismo para detoxificarse.
¿Cómo sabemos nosotros si detoxificamos bien? ¿Cómo se expresa nuestro hígado?
Si nos sentimos a menudo cansados o sentimos que nos falta energia, si tenemos dolor de espalda de predominio derecho y/o dolor en el hombro derecho, dolor de cabeza, la lengua blanquecina, la boca pastosa, descamación de la piel de la cara y/o caspa, síndrome premenstural, heces pastosas o que flotan… todo esto son algunos indicios de que nuestro hígado esta saturado y por lo tanto de cumulo de toxinas.
Otros indicios de que nuestro hígado quizá no funciona bien son, por ejemplo, cuando el ajo o la cebolla se repiten, cuando después de comer espárragos la orina huele muy fuerte o si no toleramos el café, el alcohol, el estrés o determinados olores.
Dicho esto, ¿Que podemos hacer nosotros para ayudar a nuestro hígado?
Podemos mejorar nuestra salud hepática incrementando en la dieta ciertos alimentos y mejorando algunos hábitos.
Lo que debemos evitar
Tabaco
Alcohol
Café
Leche, carne de vaca y de cerdo
Azucares refinados y edulcorantes químicos
Bebidas y alimentos procesados industrialmente (bollería industrial)
Estrés innecesario...
Alimentos esenciales para ayudar a nuestro hígado
Familia de las crucíferas (comer al dente o hacer puré; no hervir más de 3-5 minutos y parar la cocción en agua fría para conservar las vitaminas): col, col lombarda, coliflor, coles de bruselas, brócoli, rábanos, nabos…
Verduras: espinacas (mejor crudas), berros, rúcula, canónigos, alcachofa, espárragos verdes, acelgas, escarola, achicoria o endivias…
Cereales integrales y legumbres: quinoa, amaranto, avena, arroz integral, trigo sarraceno, garbanzos, lentejas, judías, azuki… (las legumbres si son germinadas mejor, se deben dejar en remojo, al cocinarlas con algas y comerlas en combinación con un cereal integral se potencian sus propiedades)
Semillas: lino, sésamo, chía (machacadas; no se debe dejar mucho tiempo sin consumir una vez machacadas; se puede congelar una vez machacadas y consumir en unos dias), pipas de calabaza.
Frutas: todas en general pero sobre todo manzanas, peras, frutas del bosque, limón, uvas, grosellas y granada
Frutos secos: nueces de brasil, nueces, avellanas y almendras, nueces de macadamia, anacardos…
Hortalizas: remolacha, zanahoria, cebolla, puerro, ajo, habas y guisantes…
Pescados: pulpo, calamares, sepia, pescados azules (evitar los de gran tamaño cono el atún, salmón o pez espada, ya que pueden contener metales pesado como el mercúrio; mejor sardinas o boquerones), marisco…
Carnes blancas y huevo
Algas: kombu, wakame, cochayuyo…
Infusiones: te verde, pasiflora, jengibre, regaliz, cardo mariano y diente de león.
Especias o condimentos: cúrcuma, orégano, romero y ajo
Otras recomendaciones:
Todos estos alimentos si son de cultivos cercanos, de temporada y ecológicos sus nutrientes estarán más activos.
Sustituir el azúcar por estevia o panela
No comer la fruta de postre sólo antes o entre las comidas
Ejercicio moderado durante 45 minutos al día.
Si no comes la mayoria de estos alimentos o no sigues algunos de estos hábitos y tienes algunos de los signos o síntomas que se han mencionado más arriba, plantéate si lo estas haciendo bien. Yo te invito a que tomes conciencia. ¡Cuídate!