Suele ser gente que alaba su genética y es envidia de los demás, y eso es porque el ser humano quiere conseguir resultados sin esfuerzo. Suelen ser personas que son esbeltas por fuera y dan la impresión de un buen estado de salud a simple vista, pero nada más lejos de la realidad.
La percepción de que el peso y la apariencia son indicadores de una buena salud es errónea y peligrosa, de hecho estas personas cuyo término médico para hacer referencias a ellas es OPN (Obeso con Peso Normal) o MOPN (Metabólicamente Obeso con Peso Normal) tienen un estado de salud igual o más delicado que un obeso normal. De hecho puede ser mejor ser obeso atlético que un delgado sin adecuada composición corporal.
Como ya he comentado varias veces, el peso corporal o el IMC son datos estimatorios pero no representan la realidad del estado de una persona, ya que lo que realmente importa es la composición corporal, es decir, la cantidad de grasa, masa magra o líquido que tenemos.
El problema radica en que hay diferentes tipos de grasa y depende de su tipología o localización influirá drásticamente en su acción en nuestro cuerpo. Por un lado está la grasa blanca subcutánea, que es la que todos conocemos, por otro lado la grasa parda que es una grasa "buena", pero no hablaré de ella hoy, y también existe la grasa visceral, que es metabólicamente peligrosa pudiendo llegar a provocar enfermedades fatales. ¡El problema de esta grasa es que no se ve a simple vista!
Los OPN o MOPN suelen tener muy elevada la grasa visceral que envuelve el hígado, corazón, páncreas, etc. Esta grasa es activa segregando aromatasa, enzima que convierte testosterona en estradiol por lo que favorece más acumulación de grasa. También provoca resistencia a la insulina llegando a provocar diabetes. De hecho un estudio desveló que India es el país con más tasa de diabetes del mundo sin embargo no está entre los primeros en cuanto a obesidad. ¿A qué se debe? A que una gran parte de su población es OPN.
La Clínica Universidad de Navarra realizó un estudio al respecto y los datos demostraron que tres de cada diez delgados son, en realidad, obesos. Arrojando que el 29% de las personas de IMC y peso normal tenían este problema.
Además, según una investigación realizada en el 2012 por el Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad Northwestern, la grasa visceral puede tener efectos tan graves, que los OPN diagnosticados con diabetes tienen alrededor de 50% más riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares que los pacientes con sobrepeso y que la mayoría de estos, en su madurez, llegaban a padecer enfermedades relacionadas como hipertensión, prediabetes o colesterol alto
La mala alimentación, llena de hidratos de carbono no saludables, grasas trans y el sedentarismo son la causas de acumular grasa visceral, junto a factores genéticos.
La actividad física se torna fundamental para ello, y aunque hacer trabajo cardiovascular es estupendo y nos aporta multitud de beneficios, el trabajo de fuerza es IMPRESCINDIBLE, ya que el aumento de masa muscular provocará efectos inversos a los que produce la grasa visceral, aumentando nuestro TMB, elevando nuestros niveles de testosterona o mejorando nuestra sensibilidad a la insulina para controlar nuestros niveles de glucosa.
En definitiva, debemos tener en cuenta que podemos estar delgados pero a la vez obesos por dentro, y que aunque pensemos que se nos ha bendecido con un metabolismo genial, la alimentación y la actividad física son FUNDAMENTALES para estar saludable por dentro y por fuera.