Hace poco te dimos algunas pautas sobre cómo reducir la grasa abdominal y sobre el papel que dicha grasa juega en la salud. Ya entonces explicamos que la acumulación de grasa abdominal, especialmente la grasa visceral, es un problema de salud muy serio. En este ocasión vamos a hablar del resultado de una estudio reciente que sobre el papel que el ejercicio juega como defensa contra la grasa abdominal profunda.
Investigadores del UT Southwestern Medical Center en Texas, EE.UU. han determinado que el ejercicio es la mejor forma combatir la grasa interna y visceral (esa que no puedes ver o sentir).
El estudio ha sido publicado en la revista Mayo Clinic Proceedings a primeros de enero de 2019.
Sobre la grasa abdominal
Antes de continuar vamos a profundizar en el concepto de grasa visceral. La grasa visceral es un tipo de grasa corporal que se almacena dentro de la cavidad abdominal. Se encuentra cerca de varios órganos vitales, como el hígado, el estómago y los intestinos, aunque también puede acumularse en las arterias. La grasa visceral a veces se denomina ‘grasa activa’ debida a que puede aumentar activamente el riesgo de problemas de salud graves.
La grasa visceral puede aumentar la resistencia a la insulina, incluso si nunca se ha tenido diabetes o prediabetes. La investigación ha encontrado que esto puede deberse a que este tipo de grasa secreta una proteína de unión a retinol que aumenta la resistencia a la insulina. La grasa visceral también puede elevar
rápidamente la presión arterial .
Lo más importante es que el exceso de grasa visceral aumenta el riesgo de desarrollar varias afecciones médicas graves a largo plazo potencialmente mortales, como ataques al corazón y enfermedades del corazón, diabetes tipo 2 y divesos tipos de cáncer, como cáncer de mama y de colón, así como Alzheimer.
Ejercicio para luchar contra la grasa visceral
Según los autores del estudio, “la grasa visceral puede afectar los órganos locales o todo el sistema del cuerpo”. Además, “sistémicamente puede afectar el corazón y el hígado, así como los órganos abdominales”. Sin embargo, “cuando los estudios utilizan el peso o el índice de masa corporal como métricas, no sabemos si las intervenciones están reduciendo la grasa en cualquier parte del cuerpo, o simplemente cerca de la superficie”.
Para averiguar esto, los investigadores evaluaron los cambios en la grasa visceral en 3.602 participantes durante un período de 6 meses medida bien medienta tomografía computarizada, bien mediante imagen de resonancia magnética. Aunque tanto el ejercicio como los medicamentos dieron lugar a la reducción de la grasa visceral, los efecto fueron más significativos con el ejercicio.
“La ubicación y el tipo de grasa es importante. Si solo mide el peso o el IMC, se puede subestimar el beneficio para la salud de perder peso”, explican los investigadores. “El ejercicio en realidad puede derretir la grasa visceral”.
Uno de los grandes valores de este estudio es la amplitud de la muestra, no solo en número de participante, sino sobre todo por su amplia distribución. Los participantes en los ensayos de ejercicios fueron 65 por ciento mujeres, con una edad media de 54 y un IMC promedio al momento de la inscripción de 31. Cabe destacar que los regímenes de ejercicios se controlaron, no se informaron por sí mismos. Por otra parte, la mayoría de los ensayos de ejercicio se realizaron en los EE. UU. y Canadá, mientras que los ensayos farmacológicos incluyeron EE. UU., Canadá, Suecia, Japón y cuatro cohortes multinacionales.
La grasa no es algo inerte en nuestro cuerpo
Dicen los investigadores que antes se pensaba que la grasa era una forma de almacenamiento inerte, pero con el paso de los años esta visión ha evolucionado. Ahora la grasa ahora se considera un órgano activo. “Algunas personas que son obesas tienen enfermedades del corazón, diabetes o síndrome metabólico, y otras no”, explican. “Nuestro estudio sugiere que una combinación de enfoques puede ayudar a reducir la grasa visceral y potencialmente prevenir estas enfermedades”.
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