Uno de los ingredientes que debemos incluir en la rutina alimentaria son las vitaminas, en concreto la vitamina E, sobre todo cuando hacemos deportes de forma regular. Actúa como un potente antioxidante dentro del organismo y es capaz de reducir el daño muscular y contribuir a la recuperación de los músculos después de cada entrenamiento.
Funciones de la Vitamina E
Cuando realizamos deporte, nuestro cuerpo demanda una mayor cantidad de oxígeno. Esta circunstancia da lugar a una mayor aparición de radicales libres, unas sustancias capaces de oxidar los lípidos de las membranas celulares y ocasionar daños estructurales. Nuestro organismo está preparado para hacer frente a los radicales libres habituales, pero la cantidad aumenta considerablemente con el ejercicio físico al provocar un desequilibrio entre la capacidad antioxidante del organismo y la producción de radicales libres. Es por ello, que necesitamos recurrir a ciertos alimentos para evitar la acción de estos agentes.
En este sentido, la vitamina E es un poderoso antioxidante capaz de defender el cuerpo de los radicales libres. Esta propiedad no solo evita problemas estructurales en el organismo sino que también retrasa el envejecimiento de las células y ayuda a corregir las cicatrices y a controlar la caída de cabello.
En cuanto al deporte, la vitamina E protege a los músculos de la acción de los radicales libres y ayuda a mejorar el rendimiento deportivo. La carencia de vitamina E en el organismo puede dar lugar a la distrofia muscular, a la anemia o, incluso, reducir las capacidades de fertilidad. Asimismo, la ausencia de vitamina E puede provocar problemas cardíacos. El hierro, cobre y magnesio son tres minerales que pueden reducir los niveles de la vitamina E en el organismo.
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