Los resultados de la implementación de los métodos y consejos del IMEO tuvo un resultado fue esperanzador, 7 de cada 10 pacientes finalizaban exitosamente el tratamiento, lo que quiere decir que no volvían a recaer en la obesidad.
La clave, según los expertos, se debía al trato de las diferentes disciplinas al mismo tiempo. "Apostar por un tratamiento multidisciplinar es la clave del éxito a largo plazo en las personas obesas y, en este sentido, el mejor 'seguro de salud'", decía Rubén Bravo, portavoz del IMEO y experto en nutrición.
Las enfermedades cadiovasculares y el peso, amigos íntimos gracias al colesterol
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en el mundo y para prevenirlas se ha de cuidar, entre otras cosas, el peso. Algo que bien apuntaba Bravo es que es "importante conciliar en la sociedad que la obesidad corporal es sólo la parte visible del iceberg, mientras que el verdadero peligro está debajo y su aparición es latente".
Este problema es sabido que favorece a la acumulación de colesterol malo en sangre, formado por grasas saturadas. Esto puede acabar por obstruir las arterias y terminar en una catástrofe que nos podemos imaginar todos. Es importante reducir por tanto el peso y el colesterol estimándose que, por cada kilo perdido el colesterol baja un 1%, 0,7% el malo.
Para bajar esta sustancia se han eliminar las grasas hidrogenadas de productos ultraprocesados, carnes rojas y embutidos, quesos curados o de untar, artículos de repostería y azucares añadidos.
A continuación una lista de alimentos que el IMEO aconseja y después otra con alimentos a los que el IMEO aconseja prestar especial atención.
Alimentos que ayudan a reducir el colesterol
· Nueces: Son frutos secos oleaginosos, muy ricos en ácidos grasos omega 3. La utilización diaria de nueces en la alimentación ha demostrado que tiene un efecto beneficioso para reducir el colesterol de la sangre, especialmente en lo que se refiere al colesterol malo o LDL.
· Aceite de oliva virgen: Rico en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico), vitamina E y fitosteroles, todos ellos compuestos cardioprotectores. El consumo habitual de aceite de oliva virgen puede hacer que descienda el colesterol malo sin alterar el bueno.
· Pescado azul: Entre los más comunes están algunos como el atún o Bonito del Norte, la sardina, anchoa, boquerones, arenques, etc.(se me hace la boca agua solo de mencionar algunos). Son ricos en ácidos grasos omega 3 y, por tanto, intervienen en forma positiva en la formación de colesterol bueno y reducen la formación de colesterol malo.
· Las semillas: Otro alimento con ácidos grasos omega 3.
· Legumbres: Algunos de sus componentes están implicados en la reducción del colesterol y previenen de la formación de la capa de las arterias que acaba por resultar en enfermedades cardiovasculares.
· Aguacate: Su consumo en una cantidad suficiente puede proporcionar óptimos beneficios para la salud. El ácido graso que se encuentra en los aguacates en mayor proporción es el ácido oleico, un ácido graso omega-9.
· Cebada: Cereal con riqueza en fibra soluble, que ha demostrado ser eficaz en la reducción del colesterol-LDL, el perjudicial.
· Verduras y frutas: Gracias a su aporte de fibra, que limita y retrasa la absorción intestinal del colesterol. De las verduras irían bien para reducir el colesterol malo: aguacate, alcachofa, apio, cebolla, ajo, alfalfa y remolacha. De las frutas destacar la ciruela, el kiwi, la manzana, el membrillo, el pomelo y la guayaba.
· Soja: Aporta una cantidad significativa de grasa de alta calidad, lecitina e isoflavonas dando beneficios al organismo por su eficacia reductora del colesterol sérico.
Alimentos que suben el colesterol
· Lácteos enteros: Conviene sustituirlos por semidesnatados o desnatados enriquecidos con vitaminas liposolubles, por leche de soja o de almendras
· Carnes rojas: Las carnes rojas (ternera, buey, cordero) también son ricas en colesterol y grasas saturadas. No se ha de abusar de ellas y se ha de cuidar cómo las cocinamos.
· Casquería y vísceras: Aportan muchas vitaminas pero hay que consumirlas con mucha moderación, ya que su contenido en colesterol y grasas saturadas es muy elevado.
· Fiambres y embutidos: Se trata de productos que, además de otros problemas como exceso de sal, tienen elevadas proporciones de grasas saturadas y colesterol por lo que no resultan óptimos, si queremos reducir el factor de riesgo vinculado.
· Bollería industrial: Además de tener mucha azúcar, harinas refinadas y grasas saturadas, son muy ricos en grasas hidrogenadas pudiendo fácilmente disparar los niveles de colesterol.
· Quesos: Existe mucha diferencia a nivel de composición nutricional entre unos quesos y otros. De manera general, los que más grasas saturadas y colesterol tienen son los que han sido sometidos a un mayor proceso de curación y los de untar, como los quesos tipo Gouda, Emmental, de cabra curado, parmesano y brie. Los amantes de los quesos podrían sustituir los curados por queso fresco y tofu.
· Azúcar y productos azucarados: A menudo, los productos con altas concentraciones en azúcar lo son también en grasas saturadas y trans. Además, cuando hay abundante azúcar en el torrente sanguíneo, el efecto del colesterol LDL (el temido colesterol malo) es más agresivo.
· Productos ultraprocesados: Los alimentos ultraprocesados tienen, en la mayoría de los casos, altas concentraciones de grasas saturadas, trans y azúcares añadidos durante el proceso de fabricación. Además de crear un sabor tremendamente adictivo que nos hace comer de manera compulsiva, aumentan los niveles de colesterol LDL.
· Mariscos: Es cierto que algunos mariscos tienen elevadas cantidades de colesterol en su composición. Sin embargo, su consumo moderado no tiene por qué ser perjudicial. También son ricos en ácidos grasos omega 3 con función cardioprotectora. Si hay que escoger, mejor optar por mejillones, almejas, berberechos u ostras.
· Yema de huevo: A pesar de que siempre se ha considerado al huevo y, en concreto a su yema, como uno de los principales causantes de las subidas de colesterol, últimamente se ha descubierto que no es del todo cierto. En efecto, la yema de huevo tiene una cantidad elevada de colesterol, pero esto se contrarresta con un nivel de grasas saturadas bajo y fosfolípidos que limitan su absorción.
El camino para combatir la obesidad es cada vez más posible y viable, sigue siendo necesaria la fuerza de voluntad, aunque las técnicas y las ayudas que los médicos aportan hacen que sea cada vez más sencillo. ¿Qué os parece esta noticia?