Es una realidad que todos debemos asumir, no podemos evitar que el tiempo pase por mucho que lo deseemos. No obstante, sí podemos hacer que el paso de este no se note tanto en nuestro cuerpo cuidándonos de forma adecuada. La fuente de la eterna juventud no existe pero, podemos ayudarnos de la naturaleza para combatir factores externos que afectan a nuestro envejecimiento, como los radicales libres. ¿Aún no sabes lo que son?
Los radicales libres son átomos, muy reactivos e inestables, que se liberan cuando el alimento es transformado en nuestras células para producir energía, pero también pueden llegar a nosotros a través del ambiente como, por ejemplo, cuando se está expuesto a agentes contaminantes, a radiaciones como las de los rayos ultravioletas del sol o al humo de los coches. También como consecuencia de la contaminación atmosférica, el humo del cigarrillo o el alcohol, entre otros. ¿Sorprendido?
Ya que los radicales libres son tan dañinos para el organismo, la naturaleza ha diseñado un sistema para neutralizarlos. Dentro de la célula, se producen unas sustancias denominadas antioxidantes cuya función es la de convertir a los radicales libres en moléculas no dañinas para nuestro organismo y retrasar así el envejecimiento. ¡Qué sabia es la naturaleza!
Los antioxidantes no solo se producen dentro de la célula, de hecho esto es insuficiente para combatir los radicales libres que recibimos diariamente, sino que también pueden ser ingeridos en la dieta, ¿lo sabías? Los alimentos más ricos en antioxidantes son las frutas y las verduras crudas, como los frutos del bosque, la zanahoria, la manzana, el tomate, el brócoli, la berenjena o la remolacha, entre otros. Los antioxidantes más conocidos son la vitamina C y E y los carotenoides (betacaroteno o pro-vitamina A).
Además, existen varias plantas medicinales ricas en antioxidantes que también pueden sernos de gran ayuda para combatir estos radicales libros y mantener bajo control el envejecimiento.