Las razones principales de que cada vez sea más común encontrar plantas medicinales en las farmacias (el 22% las adquiere allí) son dos: que las los Laboratorios Farmacéuticos han desarrollado fármacos y otros preparados relacionados con una fitoterapia de calidad y, por otro lado, que la figura del farmacéutico da seguridad como experto y nos ayuda a utilizar las plantas medicinales correctamente.
Como os decía, los laboratorios farmacéuticos fabrican cada vez con más frecuencia medicamentos con plantas medicinales. Para ello, buscan extraer el activo responsable de la acción de dichas plantas y hacerlo apto en un producto para el consumo humano. Así, las cápsulas son la forma de consumo más habitual.
Para los más curiosos, os diré que existen distintos procedimientos para obtener los activos que os comentaba en el párrafo anterior y de entre ellos me gustaría destacar la criomolienda. Utilizado desde hace años, esta técnica consiste en pulverizar la parte activa de la planta seca, antes de ser congelada a -196º en nitrógeno líquido. De esta forma, se obtiene un polvo homogéneo que permite conseguir una actividad óptima y constante, lo que se conoce como polvo criomolido. Gracias a su fina granulometría, este polvo permite un efecto rápido y duradero.
¿Queréis saber por qué se utiliza el frío? Para evitar que con el aumento de temperatura se pierdan vitaminas, enzimas, sustancias volátiles y numerosos activos durante el proceso. Todo ello permite una mayor asimilación por parte del organismo.
Toda la vida hemos confiando en nuestro farmacéutico pero, ¿también podemos confiar en él para la dispensación y el seguimiento de las plantas medicinales, tanto si han sido recomendadas por el médico como si no? La respuesta es sí. El farmacéutico es el profesional más preparado en el campo de la fitoterapia, ya que la lleva estudiando muchos años durante su formación universitaria y posteriormente durante la ampliación de sus conocimientos.
Así, la Atención Farmacéutica se basa en tres pilares que son:
- Dispensación activa: el farmacéutico debe asegurarse de que la planta se encuentre en óptimas condiciones y de acuerdo a la normativa vigente. Además, siempre debe informar al paciente acerca de la planta más recomendada en su caso de forma personalizada, analizando su caso concreto.
- Indicación farmacéutica: el profesional siempre debe resolver las dudas del paciente, tanto sobre la planta medicinal que esté consumiendo como sobre el tratamiento con plantas medicinales.
- Seguimiento del tratamiento: una vez iniciado el tratamiento, el farmacéutico debe hacer un seguimiento de los resultados y analizar los problemas que pudieran surgir durante el mismo.
A diferencia de otros países, además de que las plantas más utilizadas para aliviar algunas enfermedades varían, la venta de estos productos fitoterapéuticos en farmacia es mucho menor, aunque se espera que vaya aumentando por la garantía que ofrece la farmacia como punto de atención sanitario y por la facilidad de acceso a la misma.
Y vosotros, ¿habéis recurrido a las plantas medicinales para aliviar problemas de salud?