Los factores que determinan nuestra herencia son clave en cuanto a nuestra longevidad, pero son realmente los factores ambientales aquellos que determinan tres cuartas partes del tiempo que vamos a vivir, por lo que vivir es una elección, y no podemos culpar a nuestros genes de las enfermedades que suframos a lo largo de nuestra vida.
Por supuesto, a todos nos interesa vivir más tiempo, más sanos y más felices, y esto es algo que podemos conseguir a través de la dieta (entendiendo dieta como los alimentos consumidos a lo largo de un día, y no como unas pautas de alimentación a seguir), pero, ¿cómo podemos hacerlo?
Qué son las Zonas Azules
Los científicos, y en particular los demógrafos, descubrieron una gran cantidad de casos de longevidad en ciertas zonas del planeta, las cuales fueron catalogadas más tarde como “Las zonas azules”. Estas incluyen;
Okinawa, Japón. En esta zona se ha observado que la población posee una probabilidad cinco veces menor de padecer cáncer de pulmón o de colon y seis veces menor en cuanto a la posibilidad de contraer enfermedades cardiovasculares. Todo esto en comparación con un norteamericano medio.
Ikaria, Grecia. En este lugar una de cada tres personas supera los 90 años de edad. Tienen las tasas más bajas de mortalidad en gente de mediana edad.
Nicoya, Costa Rica. Aquí se cultiva una gran cantidad y diversidad tanto de frutas como de cereales especialmente ricos en antioxidantes.
Cerdeña, Italia. Uno de los lugares donde la dieta mediterránea se encuentra en auge.
Loma Linda, California. Por lo general, la mayor parte de la población vive alrededor de diez años más que el resto de los norteamericanos. Loma Linda la constituye una comunidad de veganos y deportistas.
Por supuesto, los índices de obesidad en estos lugares son prácticamente inexistentes, al igual que ocurre con las enfermedades de declive cognitivo tales como el Alzheimer.
Se debe destacar que en Nicoya se han realizado estudios que muestran que los telómeros (secuencias de ADN que permiten que nuestras células sigan dividiéndose) son especialmente más largos que los de la media de la población, según el Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica.
Cómo se alimentan en las Zonas Azules
Existen puntos en común en cuanto a la dieta que siguen sus habitantes, y esto, junto con un adecuado estilo de vida, es sin duda una de las causas de que vivan tantos años y sean tan felices.
En la alimentación de las personas longevas que habitan las zonas azules predominan los alimentos de origen vegetal, aunque no se privan de comer pescado. En Cerdeña, por ejemplo, reservan la carne para los domingos. En Icaria comen carne pocas veces al año y en Loma Linda ni siquiera comen carne, por lo que podemos afirmar que el pilar de la alimentación en estos sitios son las frutas y las verduras.
La gente de Loma Linda cocina sus propios alimentos como hot dogs sin carne, sopas de calabazas con especias añadidas, chucherías vegetarianas… Prácticamente toda a comida que se consume en las Zonas Azules es de origen local, y se evitan los alimentos procesados en industrias con componentes químicos.
En Okinawa existe un dicho que afirma que se debe comer hasta satisfacerse, no hasta encontrarse lleno, de modo que en lugar de que nos entre sueño, ganamos energía comiendo.
En la mayoría de todos estos lugares practican un consumo moderado de vino tinto, destacando el Cannonau, el vino más famoso de Cerdeña. Este supone otro aporte más de antioxidantes.
Tanto en Cerdeña como en Ikaria consumen alrededor de seis veces la cantidad de granos que consumen los norteamericanos, lo cual, junto con las frutas y verduras, constituye la base de los hidratos de carbono.
Absolutamente todos consumen aceite de oliva.
Por lo general, se practica la dieta mediterránea, la cual es, según científicos de la Universidad de Atenas, “un pilar de la longevidad”.
El estrés, un factor de riesgo imperceptible
Los telómeros, ya mencionados antes, se acortan especialmente en periodos de mucho estrés, pero estas comunidades de personas no conocen el estrés. Su día a día no incluye mirar un reloj o un teléfono móvil de manera constante, lo cual supone otro de los motivos (aparte de la alimentación) que les ayuda a conciliar el sueño muy fácilmente, y no solo eso, sino que además la gran mayoría se echa siestas regularmente.
Además de dormir muchas horas, en Loma Linda la comunidad judía dedica un día íntegro al descanso; el Sabbath, y en esta área geográfica se sitúa un centro de investigación sanitaria y abundan los centros médicos, por lo que no escatiman en medicina.
En cuanto a los servicios públicos, estos son de gran calidad a causa de las altas tasas de impuestos implantados para todos los ciudadanos, haciendo así que los sueldos no sean competitivos.
Se alejan de los ruidos, y en especial, del sonido del despertador que muchas veces nos ha privado de horas y horas de sueño.
Por lo general la vegetación de los paisajes de las Zonas Azules es muy abundante y llena de color. Esto contribuye a que la polución del ambiente sea relativamente baja.
Por último, se debe tener un factor más en cuenta; el nivel de actividad física. Para esta gente el ejercicio no supone lo mismo que para el resto del mundo. Estas personas no realizan deporte de forma específica, sino que sus vidas giran en torno al movimiento, generalmente a causa del trabajo.
La movilidad es alta hasta en edades avanzadas, porque tanto las tareas del campo como las del hogar implican actividad, pero esta gente jamás entrena en el gimnasio ni se han dedicado al deporte como pasatiempo.
En conclusión, el mito de que el momento de nuestra muerte está escrito en nuestros genes se ha disipado por completo. La muestra de ello es la existencia de las Zonas Azules.
Los que ya entrenamos no deberíamos dejar de hacer ejercicio, pero disminuir el nivel de atención que prestamos a la tecnología sí podría ser positivo para bajar nuestros niveles de estrés. Recurrir a siestas frecuentes es otra buena forma de relajarnos y mantener nuestro cerebro sano.
Lo que las personas de nuestro alrededor comen nos influye hasta un 35%. Hemos de ser conscientes de esto y hacer que juegue en nuestro favor; podemos buscar compañías más sanas o cambiar el tipo de actividad que realizamos con nuestras actuales amistades en caso de que sintamos que lo que otros comen nos perjudica.