Al igual que los niños patalean, gritan, tiran el brazo de su padre o interrumpen a su madre cuando habla con otro, los adultos utilizamos otras estratagemas para lograr exactamente lo mismo que aquel niño indefenso que te sorprende por sus malos modales en la cola del súper.
El adulto es un eterno niño, emocionalmente hablando. Hoy os hablaré de la sed excesiva y cargante de atención, ¡algo agotador para quien es reclamado!
Diálogos manipulativos
· (Conversación de Whatsapp entre amigas)
A: Hola! ¿Cómo estás?
B: No puedo hablar ahora…
A: Tranquilo, ¿hablamos en otro rato?
B: No estoy pasando un buen momento…
A: Vaya, ¿qué te ocurre?
B: No tengo ganas de hablarlo…
A: Como quieras, ya me dirás cuando te apetezca
B: Sí, la verdad que no estoy nada fina…
· (Diálogo en pareja)
A: Me encuentro fatal
B: ¿Qué te ocurre? Había quedado con Lucas esta tarde, ¿quieres que me quede contigo?
A: No, no. Sólo que tengo temblores, nauseas y estoy mareado. Pero no vas a decirle a Lucas que no puedes verle, sólo faltaría. Tampoco estoy tan mal…
B: ¿Seguro? ¿Quieres que te tome la temperatura?
A: No, vete, no te preocupes. Ya me apañaré o sino llamo a mi madre para que se acerque.
Obviamente, en ambas situaciones hay un intento de manipulación, victimismo y una llamada descarada de atención.
Si realmente necesitas ayuda, puedes simplemente expresarlo en vez de parecer que no la necesitas pero haciendo hincapié en lo mal que estás: Marta, me gustaría que nos viéramos, estoy pasando una época complicada y me gustaría hablarlo contigo o Susana, no me encuentro bien, ¿puedes quedarte esta tarde conmigo?.
¿Veis como en estas frases se expresa claramente una necesidad?
Máximas en la comunicación
Cuando el mensaje es confuso y contradictorio, sin duda, hay un intento de manipulación.
Cuando es claro y directo, no hay un intento de manipulación sino una necesidad real.
¿Cómo debemos actuar con las llamadas de atención?
De manera que el otro entienda que la manipulación no es el camino para lograr afecto. Esa persona sólo sabe encontrar el afecto y la atención de esta manera, enséñale que no es la vía y que hay otras.
1. Sólo 1 vez
Pregúntale 1 vez cómo se siente: ¿Qué te pasa?
Pregúntale 1 vez si te necesita: ¿Quieres que hablemos? o ¿Necesitas que me quede?.
Sobretodo, ¡sólo 1 vez!
2. Hazle saber que estarás allí cuando te necesite
Si responde con negativas a tus preguntas, concluye con un Estoy aquí para lo que necesites, házmelo saber si es así.
3. No cedas
Ceder una vez a sus peticiones porque te hacen sentir mal, es un precedente para que se convierta en algo habitual. Si le preguntas qué le ocurre y te da largas, no le llames, escribas o vayas a ver desesperadamente. Así sólo estarás reforzando su conducta y se dirá inconscientemente a sí mismo/a: ¡Bien, funciona!
Recuerda que no es él/ella quién te hace sentir mal, sino tú quién te sientes mal.
4. Préstale atención cuando lo pida
Estate presente cuando te lo pida, de esta manera irá viendo que tu apoyo y amor siempre lo tendrá cuando lo necesite y te lo haga saber. Hazle ver que atiendes a peticiones adultas, no a juegos rebuscados.
5. No hables, actúa
Puedes repetirle 20 veces que no actúe así, que te agobia, que te preocupa o que te entristece aquello que hace. Pero, ¿te ha servido? No, ¿verdad?
En la vida, lo que más sirve sin duda son los hechos, no las palabras.
Deja de reforzar su conducta. Seguro que si te paras a pensar, puedes hacer un listado de todo aquello que haces sin darte cuenta y que incentiva que siga actuando así.
6. Tómate tu espacio
Si te sientes agobiado por este tipo de actitudes, no lo dudes, date un respiro y aléjate. El reclamo excesivo carga y esa carga hace que te crispes y podáis acabar discutiendo. Deja pasar unos días, sal a correr, ve a tomar algo con otra persona y ese agobio se irá disipando para que puedas aplicar mejor mis consejos.
¡Ánimo!
Sandra Ferrer
Psicóloga
La entrada 6 formas de lidiar con las descaradas llamadas de atención aparece primero en Espai Tau.