Las dietas es algo que nos vendieron, y qué si estás leyendo esto, llegaste a la conclusión de que no funcionan. Por un lado, si comemos igual que antes volvemos a ganar peso, incluso más, ya que alteramos nuestro metabolismo, surge el pensamiento de restricción que, poco a poco, nos va llevando a ansiar ese oscuro objeto del deseo que me he prohibido: la comida.
Las dietas no son soluciones duraderas son parches que seguramente a alguién le conviene que creamos que funcionan, supongo que alguien que tenga su negocio fomentado en eso. Cómo no acaban de funcionar, siempre necesitamos productos, cremas, batidos o pastillas. Es decir, nos generan el pensamiento de que necesitamos todo eso para sentirnos mejor ¿Es eso verdad?
La verdad es que todo lo que necesitas ya está en tí.
Podrías preguntarte:
¿Realmente vale la pena ponerme a dieta?
¿Me funcionó en el pasado un plan de comidas restrictivo a medio y largo plazo?
¿Es posible escuchar a mi cuerpo y saber lo que necesita?
¿Es posible consolidar hábitos saludables?
¿Es posible adelgazar sin sensación de restricción?
En este momento ¿tengo hambre física o hambre emocional?
¿Qué hábitos beneficiosos he incorporado a mi vida?
¿Por qué como lo que como?
Indaga, cuestiona tus pensamientos, pregúntate si realmente son verdad,… No hay respuestas buenas o malas, son tus respuestas.
Nunca dejes de preguntarte, al preguntarte se inicia el proceso de poner conciencia, el proceso de encender la luz y ordenar con claridad nuestro amueblamiento mental. Ahí me dí cuenta de que hay muchos pensamientos que me generaban sufrimiento, y algunas de las veces ansia por comer o beber alcohol.
Cuestionarme mis pensamientos al desnudo, es decir con la luz de la conciencia encendida, me ayuda a descartar de manera natural los que me generan sufrimiento.
No tenemos porque creernos nuestros pensamientos. Sobretodo si estos nos generan sufrimiento o ansiedad.
Varias de las herramientas que utilizo durante las sesiones de coaching, para facilitar este proceso, son adaptaciones del mindfulness, la alimentación consciente, la programación neuro-lingüística, el coaching wingwave, y The Work (el trabajo de Byron Katie).