Y entiéndeme, me refiero a quemado por dentro…cada día veo a más personas así.
La verdad, una pena, sólo vivimos una vez. Cada instante es irrepetible, pero no lo vemos, y lo dejamos pasar con esa quemadura.
Cuando te hablo de mindfulness te hablo de la vivencia consciente del presente, sin juicio. Pero si estás “quemado” de la vida, la estás juzgando.
Unos lo llaman estrés, otros lo llaman agobio, otros lo llaman mundo difícil. Al final, da igual, es sufrimiento que percibes en tu experiencia de vida.
Y hasta parece normal. Está socialmente aceptado vivir así, quemado por una vida que no satisface y tiene más contratiempos que momentos agradables.
Hay razones que te han llevado allí. Y da igual el camino recorrido. Puedes ser una persona con pocos recursos, falto de trabajo o de oportunidades, o puedes ser una persona con lo que se suele decir, la vida resuelta, pero también quemado.
¿Es curioso no? El que haya personas que se sientan quemadas cuando poseen lo que muchos anhelan: dinero, trabajo, familia, fama…
Algo falla entonces. Algo falla cuando personas que tenían todo eso que parece dar la felicidad se acaban perdiendo en adicciones, depresiones, infidelidades, conductas psicóticas o agresivas…
Entonces si uno se detiene a analizar, llega a la conclusión de que esa forma de percibir la vida es tan sólo eso, una forma de percibir la vida. Si, ya se, tu tienes poderosas razones para justificar ese estado…y el otro, y yo, y muchos más.
Cuando vives la vida sintiendo que eres el centro de todo, cuando hay golpes, ¿a donde crees que irán a parar? claro, a ti. Lo que pasa es que tu solo esperas que te lleguen las flores, no los golpes.
Esta realidad está basada en lo que se llaman los “pares de opuestos”. O sea, todo tiene su opuesto que lo complementa y con el que se encuentra en el polo contrario. Esto es: dolor y placer, amor y desamor, salud y enfermedad, principio y fin, día y noche, y un largo etcétera.
Creo que me vas entendiendo. Así que si no eres consciente de estos opuestos que se dan la mano y forman parte de la vida misma, te estrellarás contra una ley universal igual que la de la gravedad, y por ello sufrirás y te quemarás.
Así que lo primero es dejar de verte como el centro del mundo y el protagonista de la historia. Con las técnicas de mindfulness empezamos a ver la vida desde el observador desapegado. Vienda la escena, sabiéndose actor, pero también espectador. El paso avanzado es finalmente ser consciente de que eres la propia presencia en la que se desarrolla todo este teatro, siendo uno con lo que es.
Pero por el momento, si empiezas a meditar y a usar otras técnicas de mindfulness empezarás a no sentirte tan dolido y afectado por todo. Las cosas seguirán pasando, pero a ti no te afectarán tanto, al menos no llegarás a quemarte por cosas que tal vez no sean para tanto, y si son algo serio y grave, pues lo aprendes a aceptar con una visión amplia, sin mirar tan enfocado en tu problema; ampliando tu mirada para ver otras cosas que suceden a tu alrededor.
Una de las consecuencias asociadas a vivir quemado es que reaccionas por impulso. O sea, no te pueden tocar, aunque sea con buena intención. Es como si realmente fueras una persona afectada por graves quemaduras, es ese caso, incluso el roce de una pluma te lastima.
Entonces alguien se puede acercar a ti con la mejor de las intenciones, a abrazarte, y tu ni lo puedas soportar. Eso me comentaba hace poco una amiga, que no podía ni siquiera hablar a su hija pues a la mínima estallaba…
Yo le puse el símil del quemado en el hospital, y lo entendió enseguida. Cuando una persona está llena de dolor hay que tener mucho cuidado al acercarse y no lastimarla más. Sé que es una situación delicada para los que rodean a un ser así, pero han de ser pacientes.
Tal vez haya que dejar que la persona se cure a sí misma, que aunque es difícil, no imposible, o al menos esperar a que pida ayuda. Aunque a nosotros nos duela, poco podemos hacer, tan sólo podemos cuidarnos a nosotros mismos y así a veces el entorno cambia, y si no cambia, seremos más conscientes, a través de la aceptación, y menos propensos a caer también en una situación parecida.
Y si tu caso es de sentirse así, quemado por las circunstancias o la vida que llevas, mi consejo es que no pierdas la esperanza. Todo trae una enseñanza, y tal vez sea este el momento de detenerte, y dejar de buscar fuera. Tu curación está dentro. Haciendo silencio, dejando de escuchar a esa mente rumiativa, dejando espacio y dejando de intentar controlar todo y conseguir todo a través del “hacer”. Ahora toca hacer sin hacer, y simplemente Ser.
Espero que te sea de ayuda este post.
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Gracias.
El artículo ¿Estás quemado? lo puedes encontrar en Reducir Estrés.