Después de una buena noche, o mala, necesitamos cargar las pilas para plantar cara a las aventuras que nos esperan durante el nuevo día. Pero muchas veces con las prisas del ritmo diario nos acostumbramos a desayunar rápido y mal. Y no es que no sepamos que el desayuno sea una comida importante del día, pero parece que hacemos acto de fe y nos conformamos con cualquier cosa que pueda calmar el hambre unas horas más, aunque no sea lo más adecuado.
Me apetecía compartir con vosotros un desayuno inspirado en la receta Budwig de Catherine Kousmine. Esta señora, para aquellos que no hubieran oído hablar de ella, fue una brillante doctora de origen ruso que luchó durante toda su vida por demostrar que existe una relación entre nuestra salud y nuestra alimentación. Es una de las fundadoras de la medicina ortomolecular.
Una de las herencias que Kousmine nos dejó fue su desayuno Budwig, cuyo nombre honra a Johanna Budwig, bioquímica alemana que realizó un trabajo extraordinario sobre las grasas y sus efectos en el cuerpo. El desayuno Budwig nos aporta azúcares lentos y rápidos de buena calidad, buenos ácidos grasos, proteínas y minerales.
En la receta original encontramos los siguientes ingredientes:
- 4 cucharaditas de queso fresco 0% (o yogur natural)
- 2 cucharaditas de aceite bio de primera presión en frío
- Zumo de medio limón
- 1 plátano maduro o bien una cucharadita de miel
- 2 cucharaditas de cereales completos crudos
- 1 o 2 cucharaditas de frutos oleaginosos crudos (nuez, almendras, piñones, avellanas)
- Frutas de temporada en trozos o rayadas
Aquellas personas que no deseen tomar productos lácteos de procedencia animal pueden remplazar el queso blanco por un yogur natural de soja o por otras leches vegetales. Cuidado con el aceite, es importante que sea un aceite de primera presión en frío para que contenga todas sus propiedades y sea de calidad. Kousmine aconsejaba el aceite de lino, pero también pueden usarse otros como el aceite de nuez o de colza. Con respecto a los cereales, es preferible que sean cereales completos biológicos como el de sarraceno, avena, arroz, mijo o cebada. No mezcléis varios tipos de oleaginosos a la vez. Tened en cuenta que el queso blanco o leche vegetal debe mezclarse bien primero con el aceite antes de añadir el resto de ingredientes.
Todos los ingredientes se consumen crudos por lo que es una receta fácil y rápida de preparar, y además esto permite que todos conserven al máximo sus propiedades. Otra de las ventajas es que, siempre y cuando se respeten las proporciones, podéis variar los ingredientes para que cada día sea diferente y os beneficiéis de las distintas propiedades de cada producto.
Tal vez os parezca que no es lo suficientemente rápido de preparar. Podéis hacerlo en fin de semana o días de vacaciones para cambiar de vuestro desayuno habitual. Otra posibilidad sería prepararlo la noche anterior, o simplemente tomarlo en la merienda, ya que puede consumirse en otros momentos del día. Lo que sí os recomiendo es que lo probéis, es un desayuno que aporta un alto valor nutritivo y puede adaptarse a todos los gustos. Apostemos por una buena nutrición, sin duda juega un papel importante en nuestras vidas.