Qué es la dieta naturopática
A lo largo de una vida, un ser humano llega a ingerir unas 70 toneladas de alimentos, tal cantidad pasa invariablemente por todo el tracto digestivo, que en estado óptimo será capaz de absorber lo que el cuerpo necesita y eliminar los materiales residuales y/o tóxicos.Cada día nuestras células se van renovando gracias a los nutrientes esenciales que ingerimos a diario a través de la alimentación. Si hay una alimentación insuficiente o procesada el cuerpo puede responder con desequilibrios metabólicos y manifestación de distintas afecciones.
El enfoque naturopático de la dietética tiene en cuenta no solamente el valor nutricional de los alimentos sino también el valor terapéutico.
Una posible definición de dietética naturopática sería, por ejemplo:
Aquella dieta que debe ser equilibrada, variada, natural y lo más saludable posible.Equilibrada: aporte las proporciones necesarias de cada nutriente.Variada: debe proveer de todos los nutrientes para el buen funcionamiento del organismo humano.Natural y saludable: Evitando el consumo de sustancias nocivas y que tenga el valor de nutrir y mantener la salud.
Reglas de oro de la dieta naturopática
Alimentos permitidos en la dieta naturopática: Preferiremos alimentos orgánicos o biológicos, de agricultura ecológica y ganaderías ecológicas. Al igual que sea alimentos frescos, de temporada, integrales y de proximidad. Por su mayor contenido en vitaminas, minerales, oligoelementos, enzimas, fibra, antioxidantes y clorofila.
Sustituiremos los cereales “blancos” (refinados) por integrales. Por ejemplo, en lugar de pan blanco y arroz blanco tomaremos pan integral y arroz integral, que son más ricos en fibra, vitaminas (sobre todo el grupo B) y otros nutrientes.
En lugar de azúcar blanco se consumirá azúcar integral de caña o en su lugar miel o melaza o siropes. También existe como endulzante la estevia, azúcar de coco y abedul (estos todos ellos acalóricos).
El azúcar blanco es el máximo exponente de las “calorías vacías” lo cual quiere decir que no aporta ningún nutriente al organismo, más bien al contrario, los roba ya que para que se metabolice se requieren cantidades importantes de vitaminas especialmente del grupo B. Además, el azúcar blanco es acidificante lo cual contribuye a la descalcificación de los huesos y la inflamación de los tejidos.
Sustituiremos la sal refinada por sal marina, que además de cloruro sódico contiene cloruro magnésico, potasio, cloruro cálcico, yodo y oligoelementos. Y se consumirá con moderación. Otra opción es usar especias culinarias o sal del Himalaya.
En lugar de los aceites refinados, emplearemos aceites vegetales de primera presión en frío (de oliva, de girasol, de sésamo, de germen de trigo, etc.).
Para aliñar alimentos crudos lo ideal sería una mezcla de varios aceites entre los que debería incluirse el de oliva y alguno rico en ácidos grasos poliinsaturados (por ejemplo, de germen de trigo), ambos serán siempre de primera presión en frío.
Comer mejor, alimentos crudos, al vapor, hervidos, al dente, a la plancha, al horno dulce.
Y evitar los fritos en aceites muy usados, barbacoas, ahumados, microondas o alimentos muy quemados. Mejor no cocinar a temperaturas muy elevadas ya que se pierden muchos nutrientes.
Mirar siempre la fecha de caducidad y la composición de los alimentos en las etiquetas. Cuantas menos grasas hidrogenadas, saturadas, azúcares y aditivos (E-125, E-210, E-..., etc.) tengan mejor.
Como utensilios culinarios seguros tenemos: acero inoxidable, hierro fundido, barro y cerámica (ojo con los esmaltes), porcelana de calidad, vidrio resistente al calor.
Evitar: microondas, aluminio y cobre.
Reeducación de hábitos dietéticos
Empezar el día con un vaso de agua de mineralización débil a temperatura ambiente. Es una buena forma de despertar nuestro sistema digestivo.
Beber abundante agua fuera de las comidas, de 15 a 2 litros de agua al día. Beber mucha agua durante las comidas diluye las enzimas digestivas.
Fraccionar las comidas en varias veces al día. Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un méndigo. Respetar los horarios de las comidas. No realizar cenas tardías ni copiosas. Dejar un margen para hacer la digestión.
Tomar después de la comida una infusión digestiva (melisa, manzanilla, tilo, comino, hinojo, anís) y después de la cena tomar una infusión digestiva y relajante (por ejemplo, con azahar, melisa, manzanilla dulce y las anteriores).
Moderar el consumo de bebidas estimulantes; cafés, tés, maté, etc...
Moderar y/o evitar el consumo de alcohol.
Procurar una rutina para defecar a diario.
Ejemplo de confección de un desayuno equilibrado bajo un criterio naturopático
El desayuno tal y como hemos comentado debe ser una de las principales comidas que realicemos, por tal de aportar la energía y nutrientes, necesarios para nuestro organismo que se encuentra en vacío tras varias horas de estar en reposo.
La confección de desayuno siempre dependerá del tipo de persona, su actividad, estado de requerimientos calóricos o nutricionales.
Al levantarnos:
Es recomendable tomar un vaso de agua natural por tal de ayudar a despertar nuestro sistema digestivo.
En personas que no sufran de estreñimiento, es interesante recomendar que esta agua se acompañe de medio limón en forma de zumo, por todas las propiedades beneficiosas que nos ofrece el limón, como ser un gran alcalinizante y aportar cantidades elevadas de vitamina C.
Dentro de las opciones saludables y nutritivas bajo un criterio naturopático encontramos las siguientes:
Batido de fruta de temporada, añadir si se quiere semillas (sésamo, cáñamo, chía) y una cucharada de copos de avena.
Batido de hojas de espinaca o acelgas o kale frescas, con pepino y con fruta (plátano o pera o manzana). Acompañar si se quiere de una cucharada de copos de avena, semillas oleaginosas y jengibre o limón o cúrcuma o superalimentos en polvo (como espirulina, hierba de trigo verde, etc).
Infusión + pieza de fruta (1-2) + rebanada de pan integral, acompañar de aceite, aguacate, tomate, paté vegetal, etc. Eventual, 2-3 veces a la semana, consumo de queso fresco o semicurado (dependiendo del caso) y/o jamón salado o pavo.
Infusión + Porridge de avena: Poner 1 taza de leche de avena a calentar, añadir una cucharada de miel. Dejar que se disuelva. Añadir 2 puñados de copos de avena, remover y añadir los trozos de plátano, semillas y frutos oleaginosos.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.