Cómo facilitar la meditación.
Muchas personas son reacias a iniciarse a meditar, lo ven como una práctica difícil. En esta nueva publicación veremos cómo facilitar la meditación.
Desde la función que cumplo como Consultor de Mindfulness, me siento un facilitador de la comprensión. Esto es, una persona que te aporta sus conocimientos y experiencia para que puedas integrar en tu vida la práctica de la conciencia plena o Mindfulness. En otro post anterior te hablaba de cómo empezar a meditar, y continuamos con esa serie de tutoriales para iniciarte en la practica meditativa.
Si te propones incorporar en tu vida Mindfulness ya sea para reducir tu estrés o ansiedad, para aprender a controlar ciertas emociones dañinas que sabes que te perjudican o simplemente para sentir que vives con atención plena pues habitualmente estas muy absorbido por tus pensamientos, has de cumplir las normas básicas de esta práctica.
La fundamental y base de todas las técnicas de atención plena es la Meditación. Sin hacer una practica habitual de meditación, al menos seis días por semana tus avances en cuanto a la integración de Mindfulness en tu vida no serán realmente efectivos.
Es importante que tengas en cuenta esto, puedo parecer muy insistente en esto pero al igual que un automóvil necesita de ruedas para poderse mover, si no tiene motor dentro nunca avanzará. La denominada práctica formal o meditación es el motor que va a poner en marcha todos esos mecanismos que hacen que la conciencia plena tome su verdadero significado en tu vida.
Al principio puede que tu mente te engañe intentando negociar esto. Te puede decir “lo haré los días que tenga tiempo, de momento hago el resto de practicas informales durante el día” o algo así.
Esto no es mas que un autoengaño. Has de tomar conciencia de que tu practica diaria es la base y sobre ella se asienta el resto del trabajo.
Una vez teniendo claro esto, vamos a ver cómo facilitar la meditación.
Escoge siempre la misma hora del día para hacerlo, preferiblemente por la mañana. Madruga un poco más y hazlo antes de que el resto de la familia empiece sus tareas y te pueda interrumpir.
Elimina todas distracciones: teléfono apagado o cualquier cosa que te pueda interrumpir.
Elige un lugar, un pequeño rincón para tu práctica. Has de sentir que ese “es tu sitio” y hacerlo siempre ahí.
Puedes encender una vela y/o una barra de incienso para crear esa atmósfera de recogimiento y silencio que te dispones a realizar.
Usa alguna aplicación de móvil o tablet para programar tu tiempo. También sirve un simple cronometro que avise al final del tiempo elegido.
Siéntate de forma que tu espalda esté recta, no dejes que los hombros caigan ni se redondee la zona lumbar. Si lo haces sentado en una silla que sea de tipo comedor, puedes poner un cojín para apoyar la zona lumbar.
Mantén el peso de tu cuerpo sobre los isquiones, son los huesos de las nalgas, evita que el peso se desplace a la parte alta del glúteo. Si lo haces sobre cojín con las piernas cruzadas ha de ser un cojín duro y estable. También puedes usar un banquito de meditación.
La cabeza asentada firmemente sobre las últimas vertebras cervicales, la barbilla ligeramente recogida hacia dentro. Los ojos cerrados o semiabiertos mirando al suelo a unos dos metros de ti con una visión panorámica.
No pongas música pues puede evocar recuerdos que te distraen del momento presente.
Si lo necesitas puedes usar alguna meditación guiada del tipo a las que hay en este blog, al principio puede ser una ayuda para fijar la atención en la respiración o el cuerpo y entrenar tu mente a la observación.
Tan pronto puedas, realiza tu meditación en silencio. Manteniendo la atención en el momento presente, observando los pensamientos que aparecerán y volviendo a la observación cuando percibas que te fuiste con alguno de ellos.
No fuerces nada, acepta lo que haya en ese momento, en algunos días tu mente estará calmada con un mar tranquilo, otros se encontrará agitada como un día de temporal, da igual, todo es meditación, limítate a observar todo ese fluir.
Si notas que te duermes no tengas inconveniente de respirar varias veces mas profundo, frotarte la cara o algo que te espabile y luego continúa hasta el tiempo marcado.
Empieza con diez minutos por sesión y poco a poco ve incrementando el tiempo, a tu ritmo, no hay un tiempo fijado para nada, solo tu mismo lo iras encontrando. Llegar a sesiones de entre treinta y cuarenta minutos esta muy bien, pero desde el principio los beneficios de la meditación irán llegando.
No luches contra una mente agitada, solo se agitará más. No se trata de “algo a lograr”, la meditación es precisamente no hacer sino ser.
Recuerda estos consejos, se paciente, no tengas prisas por alcanzar un tiempo determinado ni esperes alcanzar algún tipo de iluminación. Poco a poco los efectos se notarán, y el resto de técnicas de Mindfulness en la vida cotidiana se harán mas efectivos.
Una vez integras esta práctica en tu vida, se hace habitual, como asearte o comer. Hay personas que me comentan que lo ven como un compromiso o atadura, algo que sienten como una obligación. Realmente es otra estrategia de la mente pensante que niega el derecho de estar en calma, sin hacer nada, dedicándote a ti una atención que realmente mereces durante unos minutos cada día.
Finalmente cuando descubres el regalo que encierra la meditación lo sientes como un encuentro con tu ser interior y como una forma de cultivar la presencia en todos los momentos de tu vida para sentir una existencia más plena y significativa.
Realmente veras que con poco que organices tus asuntos puedes facilitar la meditación y disfrutar de ella cada día.
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Gracias.
El artículo Cómo facilitar la meditación lo puedes encontrar en Reducir Estrés.