Una dieta completa y equilibrada tiene que aportar a nuestro organismo todos los nutrientes que necesitamos para poder reparar y nutrir nuestro cuerpo. Los distintos tipos de alimentos nos aportan diferentes componentes. Dichos componentes, al complementarse, nos proporcionan los elementos adecuados para que nuestra salud sea óptima. Sin embargo, si los alimentos aportan los nutrientes pero no los podemos absorber, nuestro cuerpo acusará ese déficit.
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En un principio las dietas eran muy sencillas
Cuando el hombre no disponía de supermercados donde ir a comprar cosas que luego mezclaría a su antojo, la manera de alimentarse y nutrirse era muy diferente. En aquellos momentos, se comía lo que se iba encontrando. No existían los aderezos, las guarniciones o los postres.En general, para nuestros ancestros las comidas eran bastante simples. Se comían los animales que se pudieran cazar y frutas o vegetales recolectados. Habitualmente se hacían comidas de un único ingrediente. Nada tenían que ver con lo que hoy en día solemos comer.
Desde entonces, hemos ido añadiendo alimentos e inventando diferentes platos según nuestras preferencias y costumbres. Sin embargo, este proceso ha ido complicando en gran medida las digestiones y la absorción de los nutrientes.
Por lo tanto, si queremos que nuestras digestiones sean fáciles y que exista una buena absorción de los nutrientes de los alimentos, debemos observar ciertas pautas y, de alguna manera, intentar volver a la simplicidad de nuestros antepasados.
Cómo hacer buenas digestiones
Cuando contamos con una fuerte digestión, podemos ingerir variedad y cantidad de alimentos sin demasiado problema. Quizá solo habrá un ligero déficit en la absorción. Sin embargo, con el paso de los años, nuestra capacidad digestiva decrece y debemos cuidar lo que comemos.Cada tipo de alimento tiene una composición diferente. Por esta razón, si hacemos combinaciones de distintos alimentos de manera inconsciente podemos tener resultados que no nos gusten demasiado. Para poner un ejemplo, diremos que los hidratos de carbono requieren un medio más básico que las proteínas. Debido a ello, si los mezclamos, las secreciones no serán adecuadas para los unos o para los otros. De esta manera, ningún alimento será bien digerido y, en consecuencia, asimilado.
Otro factor a tener en cuenta es que cada alimento necesita un tiempo de digestión. Ciertas comidas se procesan de forma más rápida que otras. Al mezclarlas, provocaremos que algunas de ellas queden retenidas, creando putrefacción y mala absorción de nutrientes. Por este motivo, deberíamos procurar que los alimentos que tomemos juntos tengan más o menos el mismo tiempo de digestión.
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Pautas para una buena combinación de alimentos
1. No mezcles proteína y féculas o almidones. Esta es la pauta más importante. Las proteínas necesitan de ácido clorhídrico y pepsina para ser digeridas de manera óptima. Esto proporciona un pH adecuado para su digestión. Los hidratos de carbono, sin embargo, necesitan un pH más básico. Por este motivo, si los mezclamos en una misma comida ninguno de los dos grupos se digerirá adecuadamente. Y en consecuencia, esto dará lugar a digestiones poco eficaces y a una pobre asimilación de nutrientes. Es decir, si quieres tener una buena digestión, evita filete con patatas, pasta con pollo, etc.2. Las frutas sin compañía y con el estómago vacío. Las frutas son alimentos que se digieren con mucha rapidez. Si las combinamos con hidratos de carbono de cadena larga (féculas o almidones) o proteínas, la fermentación en el tubo digestivo estará asegurada. Estas fermentaciones favorecen el crecimiento de bacterias y levaduras. Las únicas excepciones son el limón con carnes o pescados o las frutas ácidas (tipo bayas) con yogur. Como norma, los postres dulces deberían evitarse al final de las comidas. Solamente la manzana se puede disfrutar al final de una comida, su naturaleza neutra así lo permite.
3. Las verduras acompañan a todo. Cualquier alimento proteico puede combinarse con verduras. De la misma manera, los hidratos de carbono combinan estupendamente con cualquier verdura. Por ejemplo, pescado con ensalada o arroz con brócoli. También las frutas que no sean dulces, como el pepino, tomate o aguacate, se pueden utilizar como si fueran verduras a la hora de combinarlas.
4. Evita añadir grasas a los alimentos proteicos. La carne, el pescado o los huevos contienen grasa que, en cantidades normales, se digiere sin problema. Sin embargo, cuando añadimos demasiada grasa al cocinar estos alimentos, corremos el peligro de inhibir la secrección de ácido clorhídrico que necesita para ser digerido.
Algunas consideraciones más
Además de combinar adecuadamente los alimentos, es necesario que observes ciertos horarios en tus comidas. Así mismo, es muy recomendable no ingerir demasiados líquidos a la hora de comer. Lo ideal sería beber fuera de las comidas, ya que de esta manera los jugos digestivos no pierden protagonismo.Fuente: Pixabay/jil111
Aparte de las combinaciones adecuadas, deberás tratar de que todo alimento que llegue a tu mesa sea lo más natural posible, preferentemente de origen ecológico. Evita, en la medida de tus posibilidades ,el azúcar y los productos refinados. Los productos integrales conservan todos sus nutrientes en estado puro y nos nutren, a la vez que nos proporcionan sensación de saciedad. Además, mejoran enormemente nuestro tránsito intestinal.
Así mismo, una masticación lenta y pausada conseguirá que la digestión comience donde realmente debería comenzar, en la boca. De esta manera, la hora de la comida será un momento tranquilo y agradable, favoreciendo así la eficiencia de la digestión.
Comidas sencillas, ritmos más lentos y alimentos naturales sin restos de pesticidas son nuestros grandes aliados a la hora de llevar a cabo una manera más sana y equilibrada de alimentarnos. ¿A qué no es tan difícil?