De todos es sabido que el cuerpo humano está preparado para trabajar durante el día y descansar durante la noche. También sabemos que estamos miles de personas que trabajamos en turno de noche y lo que es peor de turnos.
Durante la noche disminuyen nuestras facultades tanto físicas como mentales, por eso el hecho de mantenernos despiertos y trabajando requiere mucho más esfuerzo del que necesitamos para hacer lo mismo durante el día. Este esfuerzo tiene un efecto acumulativo y negativo en nuestra salud. Que quede claro que me incluyo porque yo soy una de esas personas, y puedo hablar con conocimiento de causa.
Hace veinticinco años que trabajo en turnos de mañana, tarde y noche.
Lógicamente esto tiene consecuencias negativas sobre la salud de este tipo de trabajadores, que están plenamente demostradas ? y ninguna empresa hace nada. La Organización internacional del trabajo (conocida como OIT) calcula que envejeceremos de forma prematura cinco años por cada quince que estemos trabajando en este turno, pero los problemas de salud empiezan a manifestarse sobre los cinco años trabajando en turno de noche.
Disminuye nuestro rendimiento, nos adaptamos mal a los cambios de turno, nuestra vida social y familiar también se resiente, y acumulamos un cansancio que no podemos recuperar ni descansando, pues no nos da tiempo. Los seres humanos rendimos mas desde las ocho de la mañana hasta las seis o siete de la tarde, por lo que trabajar en turno de noche estamos expuestos entre otras cosas a cometer más errores y tener más accidentes laborales.
Luego está la llamada enfermedad laboral que nadie nos reconoce. Todo se altera, el sueño, las comidas, no tenemos horarios fijos para algo tan básico y elemental como es el descanso y la alimentación. La mayoría de estos trabajadores suelen cenar bocadillos, casi siempre de embutidos grasos, por lo que se incrementa el riesgo de tener colesterol.
Personalmente el hecho de un sueño reparador que dure 6 horas, lo doy por perdido ya, y el dolor de cabeza es mi compañero habitual. Sin embargo creo que en lo que respecta a la alimentación, lo he podido subsanar pero con esfuerzo.
Desayuno abundantemente, sin que falte la fruta en mi desayuno, reparto las comidas en cinco veces, procurando incluir mucha verdura y pescado, evito los bocadillos, y siempre voy cargada de tape.
Trabajando en turno de noche esta se hace eterna y llega la ansiedad en forma de ganas de "picar" algo. Siempre me llevo fruta, queso, o yogur, evitando así el consumo de dulces industrializados, y el tan socorrido chocolate.
Una regla de oro que tengo es no ir a dormir nunca sin desayunar, pues se suele despertar sin hambre y entonces todo lo parecido a la normalidad es pura coincidencia.
Una vez que me acuesto no duermo más de dos o tres horas, por lo que aunque sea sin sueño, me hecho en la cama un rato por la tarde, si no me puedo dormir por lo menos mi cuerpo esta estirado y descanso. También bebo mucha agua, es fundamental.
Creerme que estos pocos cuidados mi organismo lo nota, pues desde que lo puse en práctica parece como que he recuperado parte de mi energía.
Espero que si algún trabajad@r en mis circunstancias lee este post, le haya servido de ayuda. Sería una gran satisfacción personal ayudar a personas como yo.
Colaborar comentando.
Un saludo
Mari Carmen.
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