Comer de forma inconsciente y acelerada, es algo que muchas personas hacen de manera habitual. Sin embargo, no somos conscientes de lo que este hábito nos perjudica a largo plazo. Si comemos sin darnos cuenta, tenderemos a comer alimentos poco nutritivos. De la misma forma, casi siempre, en cantidades superiores a las que realmente necesitamos.
Cada vez es más normal escuchar hablar del Mindful Eating, término que en nuestro idioma equivale a comer con consciencia, es decir, poner toda nuestra atención en el acto de comer.
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Esta forma de comer es una práctica que tiene su origen en las enseñanzas budistas. Cualquier actividad como por ejemplo, caminar, ducharnos o fregar los platos puede ayudarnos a aumentar nuestra grado de presencia. De la misma forma, el comer, que además es una actividad que realizamos muy a menudo, puede servirnos también, para ser más conscientes.
El hecho de comer con consciencia (mindful eating) significa saber por qué se come ¿sientes hambre? ¿comes por ansiedad? ¿o simplemente comes por comer? En definitiva, comer con consciencia supone reflexionar acerca de tu modo de comer y los motivos por los que lo haces
¿Por qué comer conscientemente?
Sabemos que el hecho de comer y beber es una necesidad para nuestro organismo. Por eso, debemos suministrar a nuestro cuerpo los alimentos necesarios para que lleve a cabo, con normalidad, las funciones que aseguran su correcto funcionamiento. No obstante, en muchas ocasiones, damos a nuestro cuerpo aquello que no necesita y que, muy a menudo puede perjudicarle.Es por eso que el hecho de conocer los beneficios o perjuicios que los distintos alimentos nos aportan es algo fundamental. Si tomo una fruta fresca llena de vida y de nutrientes. Si además soy consciente de su sabor, su textura y su olor. Con esa consciencia habré multiplicado los efectos positivos de comer esa fruta.
Si conseguimos comer con consciencia, comenzaremos a habituarnos a escoger aquello que compramos. Además,no nos dejaremos llevar tan fácilmente por los trucos publicitarios. Tampoco compraremos motivados por esa publicidad que nos arrastra a comer cosas poco saludables.
Asegúrate de que tienes hambre
Si aprendemos a comer de forma consciente, seremos capaces de distinguir entre hambre emocional y hambre real. ¡Cuántas veces no sentimos una imperiosa y repentina necesidad de comer! De repente,el hambre se despierta y nos lleva comer lo más rápido posible y lo que sea. Nos ponemos a engullir sin saborear ni masticar lo suficiente. Muchas veces ni siquiera somos conscientes de lo que estamos comiendo.Fuente: Pixabay/RitaE
Comer de forma compulsiva, muchas veces, se convierte en un consuelo sin que nos demos cuenta. Obtenemos un alivio inmediato pero, a la larga, perjudicamos nuestro cuerpo al comer lo que no es adecuado y en cantidades que sobre pasan lo que realmente necesitamos.
El hecho de comer con consciencia nos aporta beneficios en el momento presente y también a largo plazo. No hay mejor dieta que el hecho de comer de forma consciente (mindful eating). Además supone un acto de amor por ti mismo.
Cómo comer con consciencia
Para aprender a comer con consciencia será necesario al principio que, de alguna manera, lleves un pequeño registro acerca de tus razones para comer y en qué momentos lo haces1. Piensa antes de comer: cada vez que sientas hambre no te lances a la nevera o a comer lo que lleves en el bolso. Dedica tan solo 5 minutos a pensar un poco. ¿Realmente tienes hambre? ¿Lo que vas a comer es nutritivo o solo es algo lleno de grasa y azúcar que va a calmar alguna sensación de tu estómago?
2. Come siempre sentado: proponte no volver a comer de pie. Es necesario sentarse y tomar conciencia del momento, esto es muy difícil hacerlo de pie.
3. Apaga el televisor: comer mirando la televisión nos aleja de nuestra comida y nos lleva muy lejos de ese momento. Además, si lo que estás viendo son noticias, tu digestión se verá alterada con toda seguridad.
4. Toma consciencia de lo que vas a comer: damos por sentado que los alimentos tienen que estar ahí, pero la realidad es que el hecho de que estos lleguen a nuestra mesa, lleva implícito el trabajo de muchas personas que sería muy importante reconocer. Desde la persona que lo ha preparado, hasta todos los implicados en su cultivo, recolección y transporte, han contribuido a que ese alimento esté en nuestro plato. El hecho de hacernos conscientes de ello y agradecerlo nos pone en contacto con el acto de alimentarnos de una forma mucho más humana.
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5. Come despacio y mastica bien: si masticas lo suficiente y comes despacio das tiempo para que llegue al cerebro la sensación de saciedad. De otra forma, comes y comes a toda velocidad y cuando esta señal quiere llegar al cerebro ya has comido mucho más de lo que necesitas. Procura saborear a conciencia cada bocado, disfruta de su textura, su olor, etc.
6. Deja el tenedor en el plato: intenta dejar los cubiertos en el plato al menos dos o tres veces durante la comida. Aprovecha ese momento para preguntarte si realmente quieres más o no.
7. No te saltes comidas: el hecho de saltarte alguna comida hará que llegues a la siguiente con demasiado hambre para poder llevar a cabo tu nueva práctica.
Según vayas adquiriendo el hábito de comer con consciencia notarás los enormes beneficios que esta práctica aporta, tanto de forma inmediata como a largo plazo. Disfrutarás mucho más de los alimentos, tus digestiones serán mejores y probablemente perderás el peso que te sobra. Pero lo mejor será que conseguirás amar tu cuerpo al ser consciente de aquellos alimentos o cantidades que no son recomendables para ti. Al mismo tiempo, tu cuerpo será un reflejo de esos cuidados, conservando la salud y la vitalidad que le corresponden.
RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.
Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.