Si te suena esta historia, entonces sabes lo que es la disonancia cognitiva que consiste en “una tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones que percibe una persona que tiene al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto”. Todos los seres humanos nos encontramos con contradicciones cotidianamente pero, ¿cómo nos engañamos a nosotros mismos? y, aún más importante, ¿por qué?
La disonancia cognitiva: los aspectos más básicos
Formulado por Leon Festinger (1957), esta teoría tiene una base de supervivencia muy potente ya que reduce la tensión propia de quién ha desafiado su propia escala de valores. Un ejemplo común se produce cuando un conocido que nos genera simpatía, realiza alguna acción o actúa de un modo opuesto a nuestras creencias o valores éticos.Sucede cuando, de repente, una persona hace alarde de palabras manifiestamente racistas, sobre todo si es en un lugar público. La mayoría de los individuos pueden responder de un modo u otro pero internamente justificarán esa persona diciéndose a sí mismos que solo era una broma, que esa persona no funciona así realmente.
En la actualidad, la disonancia cognitiva no ha sido deslegitimada pero ya no goza del mismo favor que antaño debido a que los conceptos de coherencia varían en función de la cultura y no ha sido un mecanismo comprobado empíricamente en ningún gran estudio.
No obstante, continúa resultando fascinante como ejemplificación de lo que nuestra mente es capaz de hacer cuando una realidad se opone al esquema que fija el individuo sobre sí mismo. Al fin y al cabo es como si un individuo se considera inteligente y una acción evidencia lo contrario. ¿Qué hará esa persona? Lo más probable minimizar el error o atribuirle motivos externos.
Cómo nos engañamos a nosotros mismos a través de la disociación cognitiva
Si hay un estudio efectista en lo que a la disonancia cognitiva se refiere ese es el que se llevó a cabo en la Universidad de Stanford en el que se confirmó que cuando se existen causas externas que justifiquen nuestro comportamiento, es más difícil el cambio de actitudes o creencias.En un sentido más amplio, nuestra mente juega realmente a nuestro favor engañándonos ya que, de no hacerlo, pasaríamos cada día de nuestra vida sufriendo de indecisión, de inmovilismo y de un repensamiento poco sano.
Imagínate que aquel día que decidiste abandonar tu propósito anual de dejar de fumar, la disonancia cognitiva no hubiera jugado en tu favor asegurando que podrías hacerlo más adelante, cuando quisieras. Te hubieras sentido profundamente triste.
Esa otra vez en la que dijiste algo inapropiado en clase o en el trabajo, ¿Qué hubiera pasado si te hubieras responsabilizado de toda la culpa?
La necesidad del ser humano de dejar atrás este tipo de situaciones que contradicen lo que cada quién cree que es internamente supone una manera de seguir adelante y de mantener la salud mental.
Autora: Álex Bayorti (colaboradora de nuestro blog)
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