Es posible pensar que mentirnos a nosotros mismos sea como hacer trampas mientras juegas solo, y de hecho es lo que estamos haciendo realmente, aunque no lo hagamos de un modo totalmente consciente o al menos no la mayor parte de las veces; lo que sucede es que nuestra mente decide a veces mentirnos a nosotros mismos para mantener cierta coherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos.
En Psicología hablamos en ese caso de un término que se denomina disonancia cognitiva y hace referencia a un estado emocional interno negativo que aparece como consecuencia de una contradicción interna cuando hay un choque entre ciertos pensamientos que nosotros tenemos o entre ciertos pensamientos y nuestra forma de actuar.
Como consecuencia, hay veces que nos comportamos de forma paradójica justificando algunas de nuestras acciones o alguno de nuestros pensamientos para que encajen en nuestro sistema de creencias y evitar de esta forma tener que enfrentarnos a esa sensación negativa y desagradable que nos produce ese choque interno. Del mismo modo, también podemos llegar a rechazar de forma tajante un pensamiento o idea que percibamos a nuestro alrededor que no encaje con ese sistema de creencias que ya teníamos establecido.
Es por este motivo que a veces identificamos como amenazantes algunas ideas o comportamientos de otras personas que son contrarios a los que nosotros tenemos. Cuando detectamos algo que encaja con nuestras creencias lo validamos de forma inmediata, con ello corremos el riesgo de dejarnos llevar por estereotipos de lo que se supone que “deberíamos creer” para no alejarnos del concepto que tenemos de nosotros mismos. De un modo resumido, se diría que terminamos desarrollando todo un sistema de justificaciones y mentiras para evitar contradecirnos.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de actuar así?; vivimos en un mundo que cambia constantemente, y lo que pensamos o decimos hoy, la forma en la que nos comportamos hoy quizás mañana ya no nos represente.
Si no somos capaces de cuestionar nuestras propias ideas nos aferraremos a nuestra forma antigua de pensar o de actuar y nos negaremos la posibilidad de evolucionar. Cambiar no es algo negativo, es muy importante mostrarse flexible para evolucionar. Si dejamos atrás el miedo a cuestionar nuestras propias ideas e invertimos nuestro tiempo en analizar esas contradicciones, estaremos creciendo y evolucionando como personas, aceptando las cosas que suceden a nuestro alrededor en un mundo que no para de avanzar.
Si deseas más información sobre este tema o sobre cualquier otro aspecto psicológico, en Psicólogos Málaga PsicoAbreu podemos ayudarte a resolver cualquier duda que pudieras tener. Puedes llamar a nuestro número de teléfono o ponerte en contacto con nosotros a través de nuestra web, nuestro equipo de psicólogos especializados estará encantado de atenderte