La cuesta de enero y el estrés.
Hemos dejado atrás las fiestas navideñas, las cenas, las salidas y encuentros familiares, etc. y también la celebración del nuevo año, los propósitos para el mismo…
Y una vez pasado todo ese ruido nos hemos plantado en enero apenas sin darnos cuenta. Comienzan las rebajas y también la temida cuesta de enero.
Parece ser que eso nos puede abocar a una nueva situación de estrés.
Y como en este blog lo que hacemos es darte entre otros algunos consejos para reducir el estrés en esta nueva y primera publicación del año no podían faltar consejos para afrontar la cuesta de enero y el estrés que se puede producir.
Una de las causas de esta situación puede ser que después de unos días de tal vez gasto excesivo en celebraciones y regalos, en salidas de cenas o bailes nuestro ritmo de vida debe volver a la normalidad, tanto de horarios de trabajo como de vida social y familiar.
De entrada el cambio y vuelta a la normalidad puede ser vivido como algo “desagradable, rutinario o aburrido”. Realmente esto no es así, tan solo es una percepción de nuestra mente que acostumbrada a los estímulos recibidos en esos días crea una especie de hábito.
Somos muy emocionales y tenemos excesiva tendencia a aferrarnos a lo que consideramos placentero y alejarnos de lo que consideramos desagradable. Y esa es la verdadera causa de la infelicidad.
Cuando no estamos totalmente viviendo el presente, siendo conscientes de que es el único momento en el que podemos vivir surge el rechazo y la infelicidad.
Cuando vives de forma plena el presente y lo gozas como un momento irrepetible de tu vida da igual si son navidades, si ya pasaron o si van a volver.
El enfoque y modo de vida de mindfulness te hace comprender que la vida es una continua sucesión de instantes presentes y que preferir otro momento al que vives ahora es negar la vida que tienes y el regalo que esto supone.
Estos consejos que recibes aquí son diferentes de los que puedes encontrar en otras paginas sobre como superar la cuesta de enero, la depresión post navideña o el estrés de estas situaciones.
Aquí el remedio no viene del exterior, no se basa en objetos materiales. Aquí el remedio lo tienes tu mismo dentro de ti. Ha estado siempre y siempre estará. Tan solo que con el ruido del exterior, con toda esa continua invitación a acumular cosas para atenuar esa sensaciòn de vacío que te ha creado el exceso navideño no lo ves ni lo oyes.
Esta demostrado que en las rebajas de enero muchas personas compran compulsivamente. Que días después lamentan el sobre gasto realizado, que devuelven a veces los comprado y otras lo esconden en casa pues temen que sus familiares descubran su exceso en las compras.
¿Y esto porque sucede?
Si realmente necesitabas algo te lo quedas, lo enseñas a tus seres cercanos o no lo devuelves. Lo que sucede es que estás utilizando las compras, lo material para cerrar una herida interior, espiritual, de tu estado mental y emocional. Luego te das cuenta de que esa actitud no ha solucionado nada y en algunos casos te ha dejado peor. Sin dinero para afrontar lo que queda de mes, y entonces por eso se habla de la cuesta de enero y el estrés.
¿Cómo actuar entonces?
Por supuesto que es bueno celebrar con los seres queridos diferentes momentos de la vida. Sean fiestas, tradiciones o celebraciones. Momentos de encuentro en los que se refuerzan lazos de amor, amistad y compañerismo. Todo eso forma parte de nuestra relación con el mundo y nos afianza como seres sociales.
El problema surge cuando no nos damos cuenta de que esos momentos por muy divertidos y placenteros que sean son pasajeros, que están sujetos a la ley de la impermanencia y por tanto aferrarnos a ellos o añorarlos no es más que una expresión del apego.
Ese es el principal foco de infelicidad del ser humano, el apego y la no aceptación de esa ley de impermanencia (anicca) que hace que todo esté en constante cambio.
¿Como asimilar estas leyes naturales?
Por un lado con lo que en Minfulness llamamos la “practica formal” que no es más que la meditación. Una práctica milenaria que nos va a entrenar en la observación de todos esos estados transitorios, ya sean físicos o mentales.
La meditación diaria es el gimnasio de la mente. Es el laboratorio donde observar en primera fila la forma en que todo cambia, que los estados mentales, pensamientos y sensaciones son cambiantes y no permanecen más que por un espacio limitado de tiempo. Asimilar esto es básico para entender que tanto lo agradable como lo desagradable son sólo eso, estados temporales ajenos a nuestra realidad más profunda y auténtica, nuestro Ser esencial.
Y por otro lado tenemos la llamada “práctica informal” o conjunto de ejercicios como este que sirven para aplicar en nuestra vida diaria y que igualmente nos ayudan a observar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones para frente a los más difíciles encontrar una respuesta adecuada y ecuánime en lugar de una reacción impulsiva que nos pueda dañar a nosotros y a otros seres de nuestro entorno.
Con la práctica habitual de Mindfulness y todo ese abanico de técnicas vas a lograr un equilibrio y estabilidad emocional acorde a lo que realmente quieres para ti, vivir en paz y armonía contigo y con quienes te rodean.
Mi consejo pues es que cultives el silencio interior, que encuentres tus espacios diarios para dedicar unos minutos a la meditación y que en tu vida diaria también apliques alguno de los consejos de este blog o de los que se proponen en alguno de los talleres o cursos que facilito.
También puedes suscribirte para recibir un mini curso de inicio a mindfulness.
Espero haberte ayudado con estos consejos.
Gracias.
Luis Miguel
El artículo La cuesta de enero y el estrés lo puedes encontrar en Reducir Estrés.