Dar de comer a los ancianos requiere unos conocimientos especiales:
Lo primero que se debe tener en cuenta es que la persona esté correctamente sentada y se encuentre a gusto. Para ello conviene buscar una silla que se adecue a su altura y le permita estar correctamente respaldado. Para facilitar esto, se puede echar mano de ayudas técnicas tales como cojines, almohadas, sujeciones, que mantienen la columna derecha y la cabeza ligeramente inclinada.
Se hace hincapié en que los familiares deben intentar que la persona mayor coma cuanto más por sí misma, ya que de esa forma sigue desarrollando o manteniendo sus habilidades.
Otro aspecto sobre el que incide es la costumbre de muchos cuidadores de dar de comer a los mayores estando de pie. El cuidador debe estar a la misma altura que el paciente y es conveniente no darle la comida desde arriba, ya que en esta postura el riesgo de atragantamiento es mucho más alto. Además, esta forma de dar de comer “de arriba a abajo” es algo que se percibe negativamente por el paciente mayor, dado que se siente tratado como si fuera un niño pequeño, minusvalorándole.
También está la necesidad de dar tiempo suficiente a los mayores para que coman a su ritmo. Si una persona adulta almuerza normalmente en unos 20 ó 30 minutos, para la persona mayor ese tiempo se puede alargar hasta los 40 ó 50. Hay que darles el tiempo que precisan y no hacerles comer con prisa. La existencia de unos horarios regulares en las comidas es otro aspecto que se debe tener en cuenta.
Se deben presentar los diferentes platos que se van a tomar de forma paulatina, evitando así posibles distracciones y que el mayor deje de tomar alimentos que son necesarios porque ha visto otros que le apetecen más. Igualmente, cuidar la presentación de las diferentes comidas, para hacerlas atractivas al comensal.
Se recomienda no poner la televisión en las comidas: Es un elemento ajeno a la alimentación del mayor; cuando ésta aparece, el cuidador y la persona cuidada dejan de hablar entre sí para prestar atención a lo que dice la tele. La consecuencia de este proceso es que “se reduce la sociabilidad de las comidas”, un elemento fundamental para los pacientes de edad. Estos momentos son, en muchas ocasiones, una de las principales oportunidades que tiene el mayor para relacionarse con otras personas de su entorno, tales como familiares, cuidadores u otros residentes; por ello es fundamental mantenerlos y potenciarlos.
Las personas encargadas de dar de comer a una persona mayor, -ya sean familiares o personal sociosanitario profesional- deben tener muy en cuenta la existencia de varios tipos de factores que condicionan la nutrición en el paciente mayor. Los primeros, corresponden a los condicionantes fisiológicos, derivados de los propios cambios normales que experimentan en su cuerpo las personas durante el proceso de envejecimiento. Otro tipo lo conforman los condicionantes psicológicos, estrechamente relacionados con los hábitos alimenticios que ha llevado la persona mayor a lo largo de su vida.
Si el anciano está en cama:
·Debemos sentarnos al lado del paciente y dedicarle todo el tiempo necesario.
·Llevarlo a la posición lo más incorporado que se pueda, dentro de las posibilidades.
·Colocaremos nuestra mano bajo la almohada para con ella levantar la cabeza del paciente ligeramente, sostener con la otra mano el vaso o tazón dejando que el paciente se lo acerque a la boca para beber, ayudándole en caso necesario.
·Extremar las precauciones con pacientes en estado de semiinconsciencia a la hora de administrarle los líquidos (riesgo de aspiración) En este caso sería recomendable utilizar otra vía de administración, si no fuera posible y hay que administrarle los líquidos por la boca, realizarlo muy despacio y con mucha precaución;
·Los alimentos sólidos, tanto de cuchara como de tenedor, administrarlos también en pequeñas cantidades
·Mantener al paciente incorporado entre media y una hora después de la ingesta (para evitar el reflujo gastro-esofágico)
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