Día Mundial de Alzhéimer
Generalmente, en el entorno familiar, siempre existen familiares que se implican más en el cuidado del paciente y otros que viven la dolencia con más distancia. De este modo, se sobrecarga a unos mientras que otros viven esta circunstancia de lejos, sin conocer verdaderamente qué implica acompañar a una persona de alzhéimer en esta etapa de la vida.
Y esto no significa que quienes viven la enfermedad de lejos vivan mejor, tal vez en algún momento se arrepientan de no haberse implicado cuando el vínculo afectivo así lo requería. La soledad del alzhéimer es la triste realidad que viven muchas personas y familias. Cuando todo va bien, los amigos se multiplican, el brillo social siempre trae nuevas relaciones. Sin embargo, cuando la enfermedad llega es cuando se conocen los verdaderos amigos. Y en muchos casos, puede echarse de menos la presencia de personas a las que tenía en este concepto.
La soledad del alzhéimer es dura, especialmente para el cuidador, porque la enfermedad no pierde su exigencia en ningún momento. La dependencia es tal durante las veinticuatro horas del día. Y es evidente que siempre existe la posibilidad de buscar recursos de apoyo, sin embargo, siendo realistas, esto siempre está condicionado por los propios recursos económicos y las ayudas a las que se pueda acceder en ese momento.
Quienes cuidan de un paciente enfermo de alzhéimer pueden llegar a sentirse solos porque en ese momento y en esa etapa que puede llegar a ser muy larga, anteponen el cuidado de esa persona incluso antes que sí mismos. De este modo, el cuidador vive por y para ofrecer la mejor calidad de vida al paciente a través de las atenciones necesarias y la compañía. Este proceso que es un acto de amor también implica periodos de crisis. Crisis que en muchos casos son el fruto del propio desgaste psicológico y el cansancio anímico.
La falta de recuerdos no lo es todo
A esta soledad también se puede sumar otra. La que viven otros enfermos de alzhéimer que reciben visitas esporádicas por parte de sus familiares. Y es muy importante recordar que el lazo afectivo es vital para el bienestar. Conviene romper con el mito falso de que los enfermos de alzhéimer “no se enteran de nada” porque quien convive con un enfermo se da cuenta de que esa persona, sigue siendo persona. Perder los recuerdos, no significa no enterarte de nada. Los sentimientos y la propia humanidad siguen allí.
Por tanto, aunque es cierto que tal vez visites a una persona con alzhéimer y tal vez al poco tiempo ya no recuerde de un modo consciente que tú has estado, piensa que todo el bien que le ofreces, los ratos agradables de distracción y compañía quedan allí, en su corazón. Y lo que es más importante también, no solo haces un bien al paciente, sino también, al cuidador.
Hoy es el Día Mundial del Alzhéimer. Pero si algo tienen claro las familias afectadas es que todos los días son la misma rutina. Escucha la canción “Estoy contigo“, de La Oreja de Van Gogh en apoyo a los enfermos.