Iniciarse en el mundo del running es una elección en la que se apuesta por una vida saludable con el ánimo de superarse a uno mismo. No obstante, antes de empezar con nuestros entrenamientos hemos tenido que considerar una serie de aspectos que nos garanticen que vamos a poder seguir correctamente las metas que nos marcamos; por ejemplo, hemos elegido el calzado que nos resulta más cómodo, el horario en el que podemos entrenar, los circuitos, si preferimos correr por nuestra cuenta o unirnos a algún grupo?
Uno de los aspectos igualmente importantes a tener en cuenta son el conjunto de pautas alimentarias que seguiremos a partir de ahora. Empezar a correr nos supone un gasto de energía extra y por tanto requiere que repasemos si nuestra alimentación actual es suficiente o requiere algunos cambios.
Dar unas pautas concretas es difícil, pues cada mujer es diferente y cada una de nosotras tiene unas necesidades que pueden no coincidir con las de otras corredoras, por lo tanto vamos a centrarnos en 4 puntos clave más generales que nos aporten unas primeras pautas:
El primer aspecto que debemos controlar es mantener un buen estado de hidratación. El agua es el nutriente más fundamental para la vida así que hay que asegurar que nuestro aporte diario compense las pérdidas por orina, respiración y sudor (que puede incrementarse ahora). Como mínimo debemos beber 1.5 litros de agua al día, pues junto con el agua que nos aportan los alimentos, el balance hídrico será adecuado. Un buen indicador del estado de hidratación es la orina, ésta debe ser clara.
Otra de las pautas importantes es mantener una rutina de horarios de comidas y no saltarse ninguna de ellas. Es importante realizar 5 comidas al día que nos aseguren un aporte constante de energía. Esto nos permite disponer de las reservas necesarias antes del entrenamiento y también recuperarnos de forma idónea después. Hay que vigilar que dejemos el tiempo suficiente de la última comida antes del entrenamiento para que la digestión se realice correctamente y no tengamos problemas de ardores o molestias intestinales.
Debemos ser más cuidadosas que nunca en aportar la cantidad suficiente de vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita. Esto se consigue simplemente aumentando la variedad de todos los grupos de alimentos; elegir verduras y frutas diferentes, combinar carnes y pescados, comer 2-3 días huevo, añadir lácteos, frutos secos, hidratos integrales. También combinar distintas formas de cocinar. Si nuestra dieta es variada, la cantidad de vitaminas y minerales que aportamos aumenta y no vamos a necesitar ningún suplemento.
Una recomendación muy personal mía es hacerse cada semana un menú. En poco tiempo, podemos decidir que comeremos aquella semana y esto nos ayuda a ver si nuestra alimentación es en realidad adecuada o por el contrario hay algún alimento que falta. También debemos hacer coincidir los días que entrenamos con aquellos días que nos aporten más energía (por ejemplo los días que comamos hidratos ? arroz, pasta, legumbres-) y los días que descansamos con aquellos en los que haya alimentos más ligeros (verduras o ensaladas y carnes o pescados).
En posts siguientes comentaremos con más detalle algunos temas que hoy hemos mencionado. Estas pautas pueden parecer muy simples, no obstante os invito a que cada una hagáis un repaso en la alimentación que lleváis durante una semana y os preguntéis,
¿puedo mejorar algún aspecto?
Por Núria Puig – Experta en Nutrición para EDC
photos by: jgoge & muammerokumus, soulchildd, avlxyz