Llegar a ser un buen cuidador de personas requiere de grandes dosis de empatía, paciencia y optimismo. Un trabajo al servicio de los demás, dirigido a formar un buen equipo, en el que la comprensión y la sensibilidad figuran como unas estupendas compañeras de travesía.
Cada individuo es un mundo y todos aquellos que se dediquen a este tipo de atenciones, en muchos casos tratando con personas con niveles de dependencia acusados, deben centrar una parte importante de sus esfuerzos en el conocimiento del otro para generar una relación sólida de confianza y respeto. Es importante valorar la opinión y las decisiones de las personas a las que se atiende y en el caso de tener que reconducirlas actuar con la máxima honestidad posible, argumentando que el fin que se persigue, siempre es el de mejorar su bienestar.
"Fomentar valores como la autonomía y la iniciativa es una pieza vital para ayudar a las personas mayores a afrontar su día a día de una forma saludable y optimista.”
La psicología es por tanto una pieza angular en estas relaciones y dentro de ellas tiene un papel vital el apostar siempre por incentivar valores como la iniciativa, la autonomía y las ganas de mantenerse activos. Idear acciones en las que las personas mayores se sientan útiles y puedan ofrecer aquella información o habilidades que les hagan sentirse valiosos forman parte de esa lista de tareas que deben tener en cuenta los buenos cuidadores de personas mayores.
La importancia de dedicar siempre un hueco a las actividades físicas y mentales
Apostar por realizar una actividad física, de acuerdo con las circunstancias y limitaciones de cada persona, es otra de las cuestiones relevantes que no se pueden pasar por alto para mejorar las condiciones de movilidad de los músculos, la respiración y el bombeo del corazón. Son actividades que presentan múltiples beneficios, y más aún si se pueden realizar al aire libre.
En esta misma línea, los cuidadores deben ser vigilantes y ordenados para velar por la correcta y saludable alimentación de las personas a las que prestan sus atenciones evitando la ingesta abusiva de sal, cafeína o algún otro tipo de alimento que pueda ser poco recomendable.
"La nutrición y la actividad física juegan un papel destacado en la lista de tareas que los cuidadores deben atender para mejorar las condiciones de vida de las personas a las que prestan respaldo."
Estos mismos valores deben activarse en la parcela relativa al control de medicaciones, ya que en algunos casos los mayores tienen que ingerir diferentes fármacos que obligan a estar pendientes de las horas, así como de posibles reacciones que puedan provocar en su organismo. En este sentido, no está de más buscar información de primera mano consultando a los médicos o farmacéuticos para velar siempre por ofrecer las máximas seguridades.
Ante cualquier alerta que se pueda detectar como la falta de apetito, algún tipo de problema de movilidad o cuestiones relacionadas con las horas de descanso, los cuidadores deben estar atentos y en el caso de ver que estas anomalías se prolongan en el tiempo ponerlas en conocimiento de los especialistas.
Cuidar de otra persona implica ofrecerle una parte de uno mismo y cuando se trata de personas mayores es importante conocer todos aquellos datos que puedan ayudar a prestar la mejor atención posible. Recurrir a publicaciones especializadas o a portales profesionales en este tipo de cuidados es vital para reforzar las aptitudes y centrar los esfuerzos en aquellas cuestiones que son realmente importantes.
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