Piérdele el miedo… poco a poco
Es más que lógico que en un principio te pueda suponer ciertos apuros realizar descensos por terrenos escarpados de montaña. Por ello, conviene que vayas perdiéndole el miedo poco a poco y vayas adquiriendo cierto dominio antes de enfrentarte a un excitante recorrido por la montaña.
Comienza por pasar de rodar en asfalto a terrenos de tierra, y poco a poco ve aumentando la dificultad del trazado (bajadas de tierra lisa, bajadas de tierra escarpadas delimitadas…) hasta acabar en un terreno virgen como prueba final.
Para esto último es muy importante que previamente lo conozcamos, para no encontrarnos con sorpresas que puedan suponernos un mal trago, así como que no se encuentren alejados de lugares de tránsito por si tuviéramos algún percance.
Seguridad y firmeza ante todo
Para perderle el miedo a rodar en zonas vírgenes nada como contar con el mejor equipo de seguridad que nos eviten sustos, caídas y malos tragos.
El casco es un obligado en estos trayectos seamos del nivel experimentado que seamos, al cual le debe seguir unas buenas rodilleras y coderas, pero no son las únicas medidas de seguridad que tener en cuenta: controlar el nivel de frenada, el estado de las pastillas y la sujeción de la rueda con el terreno son otros de los puntos que tener en cuenta para disfrutar del recorrido plenamente sin sobresaltos.
Prepara la bicicleta para el terreno
Al igual que una bicicleta de paseo no es lo mismo que una bicicleta de montaña, rodar en asfalto no requiere la misma configuración que rodar sobre tierra y piedras. Para ello, ten en cuenta modificar los siguientes elementos de la bicicleta:
Baja la tija: la tija es la barra que sujeta el asiento al cuadro de la bicicleta, y tenerla en una posición baja te ayudará a echar el peso para atrás sin el riesgo de engancharte con el sillín, ganando en estabilidad.
Aumenta la presión en la horquilla: una frenada en seco con largo recorrido y unas horquillas bajas de presión produce la temida caída por encima del manillar, por lo que un aumento de presión no nos asegura el no caernos, pero sí hacerlo de forma más controlada y con menor brusquedad.
Baja la presión del amortiguador: por la misma razón, restando presión en la rueda trasera permite conseguir un ángulo de ataque más abierto de la horquilla, dejando que la bici se asiente mejor y se agarre mejor.
Sube el manillar: un manejo en alto de la dirección y los frenos permite un mayor equilibrio y estabilidad situando el punto de equilibrio en torno al sillín, donde tenemos la mayor parte del peso situado. Lo cual nos ayuda a no perder control y a ir más cómodos.
Si te compensa… usa neumáticos anchos
Las bicicletas de montaña son como los cada vez más de moda crossover o todoterrenos urbanos: son vehículos hechos especialmente para un terreno desigual y no se le saca todo el rendimiento posible únicamente en asfalto, donde también ofrecen un buen rodaje.
Por ello, su configuración las hace especialmente dotadas para pasar de la ciudad a la montaña sin problemas mediante ajustes sencillos como los anteriormente vistos. No obstante, queda uno pendiente que puede facultar más aún el rodaje por montaña: un neumático adecuado.
Si crees que vas a sacar mucho provecho de tus salidas a la montaña o que tu afición va a ir a más (cosa que no dudamos en cuanto pruebes la adrenalina que supone rodar en plena naturaleza), lo mejor es que te hagas con un juego de cubiertas para usar especialmente en montaña y dejes las que incorpora la bicicleta para su uso diario sobre el asfalto.
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