Caso Mademoiselle X: el primer paciente diagnosticado con síndrome de Cotard
¿Has pasado una de esas malas noches en las que sentías arritmias y pensabas que te iba a dar un ataque al corazón? ¿Alguna vez te has imaginado que te ibas a quedar sordo porque sentías un pitido muy fuerte en el oído o que un bulto raro era, seguro, un tumor? A todos nos ha pasado alguna vez porque la ansiedad produce pensamientos hipocondríacos. Pero ahora vamos más allá e imaginemos que no podemos huir de estas sensaciones, que creemos que todo nuestro cuerpo está destrozado o, más concretamente, que crees que tus órganos se están pudriendo o que, directamente, no tienes órganos. Piensa por un momento en la desesperación que supondría creer que estás muerto. Pues eso era lo que sentía Mademoiselle X, apodo que le fue dado a una paciente del doctor Cotard que sentía que negaba que existieran algunos de sus órganos y que, de hecho, se decía condenada a la muerte en vida. Ahora sabemos que Mademoiselle X, en realidad, tenía una depresión muy severa pero, en su momento, era excepcionalmente extraño que alguien asegurara que no tenía órganos, que sentía como sus órganos se iban pudriendo y como dejaba de vivir.
Otro caso más reciente tuvo lugar en 1990 avivando el morbo acerca del tema. Este paciente veía alucinaciones y también sentía que sus órganos se descomponían. Al darle de alta en el hospital debido a la ausencia de cura del síndrome de Cotard, el paciente fue llevado junto con su madre a Sudáfrica. Él estaba convencido de que no estaba vivo sino que permanecía muerto en su cama en Escocia.
La inmortalidad de un mortal: el síndrome de Cotard en algunas pinceladas
Quiénes padecen el síndrome de Cotard no creen que vayan a morir ya que ya están muertos, según sus palabras.
Hay apenas unos cientos de casos en torno a este síndrome.
No fue hasta 1995 que se realizó una clasificación de la enfermedad; hay tres tipos. El primero sería la depresión unida a la psicopatía y ansiedad. El segundo es descrito como delirio melancólico con alucinaciones, principalmente, de tipo auditivo. El tercero sería el nihilismo, depresión e hipocondría.
El avance en este campo es bastante lento pero ya se barajan nuevas hipótesis como que las personas que padecen esta enfermedad experimentan un mal funcionamiento de algunas de las estructuras límbicas, que son las encargadas de manejar el desenvolvimiento de las emociones. El caso de Graham, el joven belga que estaba dormido despierto
Uno de los últimos casos de los que se tiene noticia de paciente de este extraño síndrome fue un joven que, según él mismo, afirmó en una entrevista a New Scientist: “terminé pasando el tiempo en el cementerio porque era lo más cerca que podía estar de la muerte”. Para él era como si su cerebro no existiera. No necesitaba hablar o comer. Percibía que no tenía órganos. Su médico encontró, además, una serie de patrones inquietantes en una serie de tomografías que le hizo para determinar su actividad neuronal. Según él, los resultados eran anormales porque “la función cerebral de Graham asemejaba a la de una persona durante la anestesia o el sueño”.
Para que nos entendamos, es como ver a un muerto viviente ya que esta actividad neuronal se tiene en estados como el coma profundo.
En definitiva, la conclusión a la que se ha llegado provisionalmente es a que puede considerarse una enfermedad neurológica y mental con una base claramente biológica que desacelera el metabolismo hasta un extremo en el que es relativamente comprensible que un ser humano pueda percibir la realidad como un sueño o como algo inexistente. Unos fascinantes resultados que, además, están ayudando a las personas que sufren este síndrome a mejorar con la ayuda de la psicoterapia y la farmacología modernas.
Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)