Los hábitos dietéticos negativos comienzan desde la infancia, y la gran mayoría inculcados por los padres, y estos a su vez guiados por el mito de mientras más peso tenga el niño, más saludable será; haciendo que los niños -una vez adultos- se sientan forzados a comer de forma excesiva porque así fueron acostumbrados. No hay que confundir el concepto de una buena alimentación con la sobre-alimentación, ya que este último puede traer como consecuencia la obesidad infantil.
Afortunadamente, es posible controlar los deseos compulsivos por la comida y curar esa actitud que arrastramos desde la niñez. Se trata de un sistema que te ayudará a cambiar los conceptos sobre cómo, cuánto y qué debes comer, dando como resultado controlar estos hábitos compulsivos con respecto a la comida y permitir llevar una dieta efectiva.
Entonces, ¿qué hacer? Lo primero que debes hacer es realizar un plan nutricional que se acomode completamente a ti: tus necesidades, características, gustos, preferencias, trabajo, horario, personalidad, enfermedad, intolerancias, etc. Esto te ayudará a tener buenos hábitos alimenticios, pero sobre todo a entablar una mejor relación con la comida.
Recuerda: un plan alimenticio debe acomodarse a ti, y no al contrario. Si tu nutricionista te diseña un plan que no puedas mantener en tu rutina diaria, tenemos un problema, y te propongo que lo pienses dos veces, o simplemente cámbialo. La comida no debe ser tu castigo ni tu premio, la comida es alimento y energía para tu organismo. La base de todo es comenzar a conocer tu cuerpo y desarrollar una buena relación con la alimentación.