Moviliza la grasa: El ayuno intermitente (I)

En muchas ocasiones hemos pretendido perder peso, y para ello hemos recurrido reiteradamente a dietas cuya efectividad ha sido mínima o nula, ya que a pesar del bajo número de calorías ingeridas hemos terminado estancándonos, o como en la nutrición decimos, “adaptándonos“.
Sí, nuestro metabolismo es capaz de adaptarse a los cambios en la alimentación; nuestro cerebro detecta si existe una disminución calórica continuada, y en caso de haberla, detiene e inhibe ciertas reacciones, y activa otras tantas (generalmente vía AMPK, una enzima que regula en gran medida nuestro metabolismo).
Es muy recomendable, por tanto, que en dietas hipocalóricas recurramos a un refeed ocasionalmente, en función de nuestra actividad física, con la intención de evitar este tipo de adaptaciones.
¿Qué es el ayuno intermitente?
A pesar de crear un déficit calórico, es muy posible que en muchos de los casos una parte del peso que perdemos corresponda a la masa muscular, y rara vez nos interesa perderla. Este método es una forma de evitarlo. Explicaremos más adelante por qué.
El ayuno intermitente no es una dieta como tal. Supone una forma distinta de alimentarnos, de modo que comemos en periodos de entre 4 a 10 horas y dejamos de ingerir alimentos en periodos de entre 14 a 20 horas (Incluso se ha observado que existe un pico alrededor de las 36 horas sin ingerir alimentos donde el metabolismo se acentúa, es decir, se acelera, por lo que el mito de que las 5 comidas te harán adelgazar queda como lo que es; un mito).
Eso sí, si queremos perder peso deberemos necesariamente crear un déficit calórico (ingerir menos calorías de las que consumimos) y si queremos ganar peso deberemos generar un superávit.
Sí, es totalmente recomendable también para aquellos que quieren ganar peso, el único problema es que el número de calorías que se deberán ingerir en relación al tiempo que existe para consumirlas es demasiado elevado, pero es0 es algo subjetivo.
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¿Por qué realizar ayuno intermitente?
Existen muchas razones para realizarlo. A diferencia de lo que se cree, este es un hábito realmente sano.
Pérdida de grasa
La primera y más notable es la pérdida de grasa (en caso de estar en déficit) que se produce. Esta generalmente es muy rápida, aunque finalmente terminará por cesar. Se debe a que la cantidad de insulina que generamos disminuye al no realizar comidas, por lo que el cociente glucagón/insulina aumenta.
Esta insulina hace que las células de nuestro cuerpo sean capaces de absorber los nutrientes que les proporcionamos, y en esa absorción también se incluye la captación de ácidos grasos por parte del tejido adiposo.
El aumento de este cociente glucagón/insulina provoca una movilización de los ácidos grasos por parte del tejido adiposo, y esto facilitará en cierto modo la quema de grasa, y ayudará en especial contra la grasa rebelde (aquella que en hombres rodea el perímetro abdominal), un tipo distinto de grasa especialmente difícil de eliminar.
En cualquier caso no debemos olvidar que este patrón de alimentación debe ir acompañado de ejercicio si pretendemos continuar perdiendo grasa, ya que esta movilización del tejido adiposo es únicamente eso; una movilización.
Si lo que queremos es perder realmente la grasa, lo que debemos hacer es oxidarla, es decir, consumirla, y la forma de hacer esto es el ejercicio (y generalmente el de baja intensidad es el que a pesar de consumir una cantidad menor de calorías que el de alta intensidad, consume una porción mayor de grasa*).
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Mejoras cognitivas
La segunda razón para realizar ayuno intermitente es las posibles mejoras en la capacidad de concentración (1), ya que se observó ciertas mejoras cognitivas en atletas que recurrían al ayuno y en los practicantes del Ramadán.
Esto puede sonar contradictorio para muchos, ya que es posible que piensen que un descenso repentino en el consumo de glucosa puede llevar a una hipoglucemia, pero tanto el hígado como el riñón (este último en menor medida) se encargan de llevar a cabo la gluconeogénesis, es decir, de producir glucosa a partir de precursores no glucídicos.
Esto lo realiza para evitar que órganos dependientes de la glucosa, como el cerebro, sigan funcionando correctamente.
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Más adelante continuaremos comentando los beneficios del ayuno intermitente y explicaremos cómo comenzar a realizarlo de manera eficaz.



*No con ello afirmo que la cantidad de grasa que se pierde en el ejercicio de baja intensidad con respecto al de alta intensidad es mayor, sino que sobre el mismo gasto calórico, el porcentaje de grasa que consume la de baja intensidad es mayor.
1: Cherif A, Roelands B, Meeusen R, Chamari K. Effects of Intermittent Fasting, Caloric Restriction, and Ramadan Intermittent Fasting on Cognitive Performance at Rest and During Exercise in Adults. [PubMed, revisado en diciembre de 2015].

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