Una de las tradiciones españolas más reconocidas es la de dormir la siesta después de comer.
Es cierto que estando en tu casa, al hacer la digestión, echarse a dormir la siesta para algunos puede ser un plan tentador e irresistible. No obstante, no hacerlo de forma correcta puede traernos consecuencias e irregularidades en el resto del día o incluso nuestra rutina.
Estos cambios pueden no resultar tan atractivos y harán que te lo pienses dos veces antes de echarte una siesta de horas. Por ejemplo, una de las consecuencias habituales suele ser el no poder dormir por la noche.
Esa sensación frustrante de no poder conciliar el sueño dando vueltas y vueltas en la cama, muchas veces es a causa de la siesta. Pero no solo eso, sino que al día siguiente no estarás lo suficientemente descansado o como mínimo tendrás esa sensación. Esto provoca que al día siguiente tengas todavía más ganas de volver a dormir una siesta y de esta manera estás entrando en una rutina que no es muy conveniente.
Como evitar la mala rutina durante la siesta
Para evitar entrar en la mala rutina de que tus siestas desestabilicen tus horas de sueño por la noche, pero sin renunciar a ellas, debes seguir algunos consejos que te dejamos a continuación:Es importante no dormir más de lo necesario
El tiempo que se le dedica a dormir la siesta es un factor totalmente diferencial. El tiempo ideal según los expertos, está en torno a los 20 minutos, ya que está demostrado que este tiempo es más que suficiente para recargar energía y mejorar el ánimo.El tiempo máximo al que podríamos alargar el proceso es de 40 minutos para no llegar a entrar en un sueño profundo. Superar este tiempo en la siesta en ningún caso es beneficioso pese a que es muy común realizar siestas de entre 1 y 2 horas. La consecuencia inmediata de esto es que no será una siesta reparadora, sino que te levantarás aturdido y con sensación de estar más cansado que antes.
Por último debes revisar las horas a las que descansas por la tarde y no esperar más allá de las 18:00 horas para poder echarte darte un descanso y que no se quede muy cerca de la noche.
Dormir durante la digestión
A todos nos pasa que después de comer nos entra el sueñecillo. Esto se produce porque se da una disminución de los niveles de energía después de comer, sobre todo si esta es rica en grasas e hidratos de carbono.Los expertos denominan a esta situación somnolencia postprandial y en muchas ocasiones puede resultar incontrolable.
Hay que prestar cierta atención a los alimentos también, ya que no todos los alimentos influyen igual en nuestro sistema. No es la misma sensación en tu cuerpo después de comer un plato de ensalada que uno de pasta. Podemos afirmar que los alimentos que transmiten una sensación de más equilibrio son los ricos en proteínas como carnes, pescados, tubérculos, etc.
Elige un buen lugar para dormir la siesta
Aunque para algunas personas les parezca lo contrario, dormir la siesta no consiste en dormir un ratillo en cualquier lugar que tengamos a mano.El entorno es muy importante, nuestro consejo es encontrar un lugar tranquilo, con poca luz y que sea cómodo para echar una cabezadita a media tarde. Debe ser ideal para que te ayude a relajarte y conciliar el sueño lo más pronto posible.
Dormir la siesta siempre en el mismo sitio ayudará a tu cuerpo a adoptar una rutina y lo asociarás de manera automática al sueño, por lo que quedarte dormido será una tarea más sencilla.
Dormir la siesta no es una obligación
Si no consigues conciliar el sueño a la hora de dormir la siesta, no te obligues. Significa que tu cuerpo no necesita ese descanso y forzar la situación puede desesperarte y repercutir negativamente en lo que resta de día.En estos casos es buena idea apostar por el consumo del café, pues nos ayuda a mantener activo el sistema nervioso.
Estos son los beneficios de dormir una siesta
Según los expertos, dormir siestas tienen una serie de beneficios para nuestro día a día.Los diferentes estudios nos muestran que las personas que duermen la siesta pueden llegar a obtener una mejor calidad de vida en su rutina.
Unas de las ventajas más lógicas pueden ser el tener menos fatiga y un aumento de energía, pero nosotros te contamos otros beneficios: