Te explicamos en forma simple el mecanismo por el cual desayunar nos hace bajar de peso.
Cuando dormimos, consumimos energía, nuestro cerebro casi tan activo como en la vigilia (sólo disminuye su actividad en un 20%) y continúa enviando impulsos nerviosos. Nuestro cuerpo descansa, pero los órganos siguen funcionando: respirar, latir, moverse y acomodarse, etc. son actividades que seguimos realizando y por lo tanto continúa el consumo de oxígeno y glucosa. La glucosa es el combustible de todas las células de nuestro cuerpo, y se obtiene de los alimentos que hemos ingerido, y que fue guardada en nuestra reserva de energía.
Cuando despertamos, ya hemos consumido gran parte de nuestra glucosa de reserva. Apenas queda glucosa para 40 minutos de actividad. Los primeros 5 a 10 minutos o más se sostienen por la glucosa que está en la sangre (glucemia)
Cuando ésta se agota, el hígado puede brindar más glucosa a la sangre para que sigamos moviéndonos, y para nuestro cerebro, así podemos llegar a 40 minutos aproximadamente. Los músculos también reservan glucosa, pero sólo para ellos mismos, no pueden liberarla a sangre.
Hay personas que no desayunan, entonces, como hacen?
Antes de despertarnos, se incrementa el cortisol, la llamada hormona del estrés, que nos prepara para el día que comienza, subiendo la tensión arterial y liberando azúcar guardada en el hígado, a la sangre. Si el hígado ya gastó sus reservas de glucosa, nuestro cuerpo va a obtener más glucosa de las proteínas de nuestro cuerpo, es decir, destruyendo células del músculo, consumiendo proteínas que forman parte de la estructura de los huesos y de nuestra piel, etc. Este proceso sólo se detiene cuando desayunamos.
Si no desayunamos, perdemos principalmente masa muscular. Y nuestro cerebro continúa en situación de estrés o emergencia.
Este mecanismo de defensa hace que, cuando finalmente comamos (almorcemos), esta comida ya no sea tan necesaria y se reserve en forma de grasas.
Como conclusión, comemos menos y engordamos más. Hacemos más perezoso nuestro metabolismo. Perdemos masa muscular y ganamos grasa. Tenemos más probabilidades de atracones a la hora de comer. No rendimos bien en nuestro trabajo o en nuestros estudios. Estamos agotados todo el día. Nos estresamos mucho más.
Podés desayunar en casa con la familia, en el trabajo con los compañeros, charlando y disfrutando. Y mucho mejor si tu desayuno es saludable, incorporando lácteos descremados, panes o galletitas integrales, licuados de frutas...
Te vas a sentir mejor y se te va a hacer costumbre. Y no vas a llegar a la hora del almuerzo con hambre feroz.
Ahora sabés por qué tenés que desayunar, que lo disfrutes!
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