Objetivo: paciencia
La constancia es una de esas virtudes esenciales. Es decir, es positivo que seas constante para luchar por tus sueños y objetivos, ya que así te resultará más fácil tener paciencia para confiar en la posibilidad de cumplirlos.
¿Qué significa ser paciente? Vivir el presente. A través de la paciencia puedes aprender cuándo merece la pena esperar por un bien determinado y cuándo no. Es decir, la paciencia, como cualquier sentimiento, debe ser adaptada al estímulo. Ya que, de lo contrario, también puede volverse insano. Por ejemplo, tener una paciencia infinita con una persona que siempre te defrauda, puede hacer que tu autoestima se venga abajo.
La paciencia que parte de la meditación te da la sabiduría del discernimiento para tomar una decisión adecuada en cada caso. Por medio de la paciencia estableces un orden de prioridades en tu vida. También aprendes a enfocarte en aquello que depende de ti, en lugar de estar tan pendiente de aquello que no puedes controlar.
Es decir, aprendes a no poner tu felicidad a la espera de que llegue un momento mejor. Por ejemplo, cuando hayas terminado ese proyecto tan importante, cuando tengas ese trabajo con el que sueñas o cuando todas las piezas de tu vida se ajusten al ideal.
Esta es la principal trampa de la impaciencia: cuando te enfocas en cómo te gustaría que fuesen las cosas y no en cómo son en realidad, sufres. Empiezas a experimentar frustración y angustia porque te sientes víctima de las circunstancias. Bajo esta perspectiva también te haces preguntas que alimentan todavía más tu impaciencia.
Deja de tener prisa. Recuerda que después de una caída puedes volver a levantarte para intentarlo de nuevo. Si el plan A no ha funcionado, entonces, recuerda que puedes poner en práctica un plan B. Porque si siempre haces las cosas del mismo modo, siempre vas a obtener los mismos resultados. Y lo cierto es que cuando tienes prisa, solo alimentas tu malestar porque estás luchando contra el tiempo.
Y, además, la prisa afecta a tu capacidad de concentración y hace que cometas errores, ya que te pones nervioso pensando en el objetivo, en lugar de vivir el proceso.
Esto es lo que significa ser paciente: descubrir que la felicidad no está únicamente en la meta como premio. La felicidad está en la experiencia del vivir, en cada instante.
Cómo reforzar la paciencia
Existe una gran diferencia entre ver y contemplar un paisaje. Cuando solo miras, entonces, muchos detalles pasan desapercibidos ante tus ojos. Por el contrario, cuando contemplas una realidad, te fundes en el presente con la perfección de esa imagen natural que eleva tu ánimo en belleza. Estás acostumbrado a centrar tu atención en acciones que requieren un proceso. Sin embargo, existen acciones inmanentes en donde el sujeto se funde con el objeto en un acto de conocimiento. Este es el caso, por ejemplo, de la contemplación que producen emociones estéticas.
Además, al mejorar la paciencia también mejoran tus relaciones personales puesto que muchas discusiones se producen por la no aceptación de cómo son los demás. Es decir, cuando eres impaciente entras en el plano de cómo te gustaría que fuese una persona, en lugar de comprender su esencia.
La paciencia es una de las virtudes más importantes porque transmite paz y serenidad. Por tanto, es una emoción que produce un efecto contagio alrededor. Y por tanto, cuando eres paciente, los demás también se sienten mejor contigo.
Existen momentos de la vida en los que te resulta sencillo ser paciente, por ejemplo, cuando todo fluye a tu gusto. Sin embargo, existen situaciones en las que es más difícil tener la paciencia necesaria para tener buen ánimo ante el dolor, el sufrimiento, el desamor, el fracaso profesional, la soledad… Ser paciente en estas circunstancias es más complejo. Por esta razón, a través de la meditación puedes crear una nueva mentalidad en tu vida en la que conviertas el amor en el motor de tu vida. ¿Por qué el amor? Porque ningún sentimiento es tan paciente.
Meditación para ser más paciente (y feliz)
Por ejemplo, practicar meditación antes de dormir, ya que esta rutina que invita al descanso crea una disposición de felicidad en tu ánimo. Es un anclaje que te ayuda a despedir el día haciendo un cierre positivo de las vivencias de la jornada.
También puedes realizar ejercicios de relajación guiada a través de técnicas de respiración para descubrir por medio de este compás que el verdadero ritmo vital no es el que marca la impaciencia sino el palpitar de tu corazón que te une a la vida con amor. Es decir, no aceleres el ritmo de la vida.
También puedes asistir a clases de meditación para aprender técnicas terapéuticas con las que calmarte cuando te sientes desbordado a nivel emocional.
El tiempo pasa muy rápido si observas el pasado. Sin embargo, el tiempo pasa más deprisa cuando no lo aprovechas. Cuando no lo vives de forma plena en el presente. Cuando no eres consciente. Por esta razón, ser paciente significa aprender a estar presente, confiando en la bondad del universo y en la fuerza de la vida. Aprender a estar presente en el ahora porque es lo único que importa como bien recuerda la Psicología Positiva. Porque es en el ahora donde tienes poder de decisión para hacer cambios en tu vida.
La paciencia es inherente a la propia sabiduría del corazón, es decir, generalmente, las personas mayores son más pacientes que los adolescentes, por ejemplo. Sin embargo, más allá de la edad, tú puedes cultivar este hábito de tu carácter hasta convertir la paciencia en un modo de ser. En una segunda naturaleza para ti.
Solo cuando conectas con el poder del ahora puedes pensar en positivo. Solo cuando eres paciente puedes disfrutar de la vida, afrontando la incertidumbre.
De este modo, la meditación podrá permitirte parar, y experimentar de primera mano los beneficios de llevar una vida consciente y saludable. De esto mismo trata el método Crear Salud, que te ayudará a establecer nuevos hábitos en tu día a día, no solo para que empieces a meditar, sino para aprender a nutrirte adecuadamente y llevar una vida activa.
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