Si hay algo que me gusta hacer y que desconcierta a algunas personas en los retiros que organizo, es bendecir la mesa.
Supongo debe desconcertar también cuando digo que absolutamente todo está relacionado, que como haces una cosa, lo haces todo, que una de las formas para ganar dinero, es bendecir la mesa, que uno de los caminos más rectos hacia la felicidad (la verdadera, digo), es pararse frente a un plato y mirarlo, simplemente mirarlo con atención, que, bendiciendo la mesa, incluso con el pensamiento, tendrás más salud.
Imagínate si les parece raro a muchos que a mí mismo me parece extraño mientras lo estoy haciendo… Pero eso es lo interesante. Es mejor sentirse raro haciendo aquello que es bueno para ti, que sentirse bien haciendo aquello que es malo, pues como dice Marisa Peer, debemos familiarizarnos con lo positivo y desfamiliarizarnos de lo negativo.
El caso es que, como en todo, bendecir tiene un cómo (o muchos cómos), y como yo estoy en proceso de descubrirlo, te voy a contar lo que sé por si te interesa.
Esto es lo que intento hacer cuando me siento frente a un plato de comida: respiro. Relajo mis músculos faciales. Relajo los hombros. Relajo el estómago. Siento el aire rozando mis fosas nasales al entrar y al salir. Gracias, —digo—. Veo, miro y observo lo que hay sobre el plato. Me pego un chapuzón en sus colores y en sus formas. Intento desde la distancia percibir el olor.
Gracias por estos alimentos, —repito—. Gracias a todas las personas que han contribuido a que lleguen a mí. Gracias al sol. Gracias a la lluvia. Gracias a la tierra. Gracias a todos los bichitos que han participado.
Presta atención a cada cucharada de comida. Cuando te la lleves a la boca, usa tu atención para ser consciente de que esta comida es el regalo de todo el universo. Thích Nhất Hạnh
Si estoy sentado junto a otras personas, las miro. Les agradezco a cada uno de ellos, ya sea mentalmente o de palabra. Gracias por vuestra compañía. Gracias por —aquello que admire de ellos en ese momento—. Si puedo alabar la buena acción de alguien, la alabo, si puedo hacer sentir presente a alguien en mis pensamientos, lo hago.
Gracias porque estos alimentos van a ser parte de mí, ayudándome allá donde más lo necesito para mi desarrollo.
Después, al meter el alimento en la boca, trato de sentirlo y masticarlo lentamente, extrayendo la mayor cantidad de información posible. Textura, temperatura, sabores. Llevo mi atención al acto de masticar lo más cerca que mi entrenamiento en meditación me permita.
¿Y después, qué hago?
Generalmente tiendo a olvidar todo y me convierto en algo parecido a esto:
Pero cuanto más entreno y cuanto más presente estoy, más consigo alargar ese momento de consciencia inicial y, a veces, duro hasta uno o dos minutos comiendo como algo cercano a un monje.
¿Por qué bendecir los alimentos?
Bendecir los alimentos y comer con atención, es más importante de lo que a primera vista pudiera parecer, y es que Jesús de Nazaret sabía lo que se hacía cuando lo hacía.Masaru Emoto trató de explicárnoslo, el niño de Matrix, cuando dijo en lugar de eso trata de comprender la verdad, —¿qué verdad?—, que no hay cuchara, también. Aquellos libros que encontrarás en las bibliotecas de los centros de meditación Vipassana y de los que algún día te hablaré, te guiarán con claridad. Max Plank, uno de los padres de la física cuántica, nos contó el día que recibía su premio nobel que la materia no existe como tal.
No pretendo liar a nadie con mis palabras pues yo mismo estoy liado, pero sí que te puedo decir algo; si bendices los alimentos antes de entrar en la boca, estarás dando un paso en la dirección correcta.
¿Sabes? lo observado, cambia con el observador.
Para cultivar la atención plena, podemos hacer las mismas cosas que hacemos siempre —caminar, sentarnos, trabajar, comer, etc.— con la conciencia de lo que estamos haciendo. Cuando comemos, sabemos lo que estamos comiendo, cuando abrimos una puerta, sabemos que estamos abriendo una puerta. Nuestra mente está con nuestras acciones. Cuando te metes una pieza de fruta en la boca, todo lo que necesitas es un poco de mindfullness para ser consciente: Me estoy metiendo un trozo de manzana en la boca, tu mente no necesita estar en otra parte. Si piensas en el trabajo mientras masticas, eso no es comer con atención. Cuando prestas atención a la manzana, eso es mindfullness. Entonces puedes mirar más profundamente y, en muy poco tiempo, verás la semilla de la manzana, el hermoso huerto y el cielo, el agricultor, el recolector, etc.
¡Hay mucho trabajo en esa manzana!
Thích Nhất Hạnh, en el libro Cómo comer.