Intentar mejorar la alimentación para comer sano es algo que siempre te propones, pero sin embargo te sueles dar por vencido nada más empezar.
En este sentido, cada vez son más los que se preocupan por comer sano e incluir una variedad de alimentos saludables para controlar su peso y salud.
Y es que en realidad es sencillo conseguir una dieta sana y equilibrada cuando tienes claro qué alimentos son beneficios y adecuados para tu cuerpo. Empezar a comer sano resulta una gran decisión y puede suponer un cambio importante en tu vida.
Además, cabe destacar que una alimentación poco saludable puede traducirse en problemas importantes, tales como obesidad, dificultades digestivas o enfermedades cardiovasculares.
Es por ello que en este artículo te ofrecemos las claves para empezar a comer sano y enriquecer tu alimentación, unos hábitos que si aplicas correctamente pueden cambiar tu vida para mejor.
¿Cómo comer sano? Principales consejos
En una sociedad en la que la bollería puede salir más barata que la fruta económicamente hablando, no siempre es sencillo comer sano y rico.Sin embargo, todos conocemos la importancia y los beneficios de una alimentación saludable.
Aquí tienes unos consejos para saber qué alimentos elegir en tu día a día, con la finalidad de empezar a comer sano y equilibrado sin un gran esfuerzo.
1. Frutas, verduras y hortalizas como base de alimentación
En tu dieta diaria no pueden faltar este tipo de alimentos. Según la OMS es recomendable comer unas cinco piezas de fruta y verdura al día, así que debes estar presentes en tus platos.Al fin y al cabo se trata de alimentos con pocas calorías, ricas en fibras y capaces de aportar vitaminas y antioxidantes en la dieta.
En este sentido, limita los zumos que no sean 100% naturales, al estar procesados y llevar aditivos que no te convienen.
2. Come alimentos ricos en grasas saludables
Al cocinar utiliza aceite de oliva y rehúye de las grasas vegetales refinadas como el aceite de palma, maíz o girasol.Sobre todo es recomendable evitar las conocidas grasas saturadas (“malas”), como por ejemplo las frituras o el rebozado, y empezar a alimentarte de grasas mono y poliinsaturadas (“buenas”), como pudieran ser los frutos secos o el aguacate.
Las grasas “malas” resultan una amenaza para el corazón y los vasos sanguíneos al incrementar la producción de colesterol del cuerpo, mientras que las “buenas” no suponen ningún riesgo cardíaco.
3. Llena la nevera de alimentos frescos y naturales
Intenta minimizar la compra de productos procesados y ultraprocesados, los cuales a la larga son perjudiciales para el cuerpo.
En cambio, sustituye dichos productos cocinando alimentos naturales, frescos o de temporada, como frutas, verduras, pescado y carne.
En este sentido, al hacer la compra lee las etiquetas de los productos. Como dice Carlos Ríos, si un producto incluye bastantes ingredientes es muy probable que sea un ultraprocesado no saludable.
4. Potencia las legumbres
Verdaderamente las legumbres resultan un alimento fabuloso, ayudando a la nutrición y la alimentación sana. He aquí algunas de las razones por las cuales las legumbres deben formar parte de tus platos, a poder ser como mínimo dos o tres días por semana:Cuentan con una excelente fuente de proteínas vegetales.
Son ricas en fibra y ayudan a mejorar la salud digestiva, así como reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
No tienen colesterol y son bajas en grasas.
Contienen hierro, el cual ayuda a evitar la anemia y la desnutrición.
Son ricas en potasio, ideal para los músculos, el corazón y el sistema digestivo.
5. ¿Para beber? Agua
El agua representa aproximadamente un 60% del peso corporal en los hombres adultos, y un 50% – 55% en las mujeres. Dicho esto, queda bastante claro el por qué es necesario hidratarte de manera adecuada.
Forma parte de ti, así que es un elemento básico para que tu organismo funcione a la perfección.
En relación a la cantidad adecuada de litros diarios varía según la persona (lo de beber alrededor de 2L diarios al día es un mito extendido), aunque sí es importante hacerlo de manera regular durante el día.
Nuestro consejo: trabajo con una botella o un vaso de agua en tu escritorio. Cuando descanses o estés pensando en cómo realizar la faena, aprovecha para beber un trago. Si lo haces repetidamente terminarás logrando un hábito muy saludable.
6. Más pescado blanco (o azul) y menos carne roja
No es que debas eliminar la carne roja de tu alimentación, pero si eres una de esas personas que prácticamente se alimenta de carne es conveniente que reduzcas las cantidades.Por lo tanto, en la medida que puedas evita los procesados cárnicos como pueden ser las salchichas o las hamburguesas. En detrimento aumenta la ingesta de pescado blanco y azul, a poder ser de tamaño pequeño (para evitar metales pesados).
Varía entre estos dos tipos de pescados y combínalo con carne roja de vez en cuando para obtener una alimentación variada y rica en proteínas.
7. Reduce la sal, el azúcar y las grasas poco saludables
Podríamos llamarlo el trío calavera.Cierto es que un mínimo de sal y azúcar potencian el sabor del plato, pero siempre sin pasarse de rosca.
Acostúmbrate a no echarle toneladas de azúcar o edulcorante al café, así como a empezar a cocinar con una menor cantidad de sal. Por ejemplo, un consumo excesivo de sal implica un mayor riesgo de hipertensión arterial, lo cual empeora notablemente tu salud.
Si estás muy acostumbrado y tienes una inclinación a cocinar con bastante sal, intenta substituirlo por especias o plantas aromáticas. Más sano e igualmente delicioso.
¿Es necesario comer sano todos los días?
Comer sano no es ninguna obligación. Al fin y al cabo lo haces por ti, para cuidar tu cuerpo y tu mente.
Si lo haces de manera correcta y coges el hábito, comer sano no te va a suponer ninguna dificultad ni agobio. Es más, inconscientemente tu propio cuerpo te lo va a pedir.
De todas formas, no existe ningún inconveniente si algún día quieres comer pizza, un kebab, un donut o te apetece salir de cañas.
Lo importante es que no lo hagas de forma periódica, que no sea el pan de cada día o lo hagas varias veces por semana. Ten por seguro que esta clase de caprichos no suponen ningún problema, siempre y cuando comas dichos alimentos de vez en cuando.
Si por el contrario caes frecuentemente en estos terrenos pantanosos, intenta ir reduciéndolos poco a poco.
Conclusiones
Comer sano no debe ser como escalar una montaña cuesta arriba. En ningún caso debe suponerte una dificultad elevada ni un sacrificio para los dioses.Se trata de comer y disfrutar como lo haces hasta ahora, pero cuidando tu salud para afrontar adecuadamente tu futuro.
Es un cambio que depende solamente de ti, pero te puedo asegurar que se trata de un camino del que no te vas a arrepentir.
Sin duda comer sano es fácil cuando lo conviertes en un hábito.