La manzana tiene muchísimos beneficios para nuestra salud y es la reina de las frutas por ser equilibrada y nutritiva, por su versatilidad en la cocina, fácil consumo y porque combina con todos los alimentos.
Aunque no se sabe cual fue la primera especie cultivada de la que proceden todas las demás, parece que empezó a cultivarse hace 20.000 años en China y sí se tiene conocimiento de que los hombres del Neolítico ya la consumían silvestre. Romanos y árabes la introdujeron en la Península Ibérica y durante la Edad Media se extendió su consumo por toda Europa.
Está presente en la mitología griega, la religión cristiana, leyendas anglosajonas, numerosas obras pictóricas y refranero popular y ahora vamos a saber algo más de esta fruta que como dicen los británicos "An Apple a day, keeps the doctor away"?
Aporte Nutricional, Propiedades y Beneficios
El 85% de su composición es agua y nos aporta 53 kcal y 12 gr de hidratos de carbono por cada 100 gr. Es rica en azúcares de rápida asimilación (fructosa, glucosa y sacarosa) y fibra (mejora la salud intestinal). También contiene minerales como calcio, hierro, magnesio, potasio, fósforo y vitamina C y carotenoides.
Contiene boro, que hace que su calcio y magnesio se asimilen mejor, ayudando de esta manera a prevenir la osteoporosis.
Su alto contenido en flavonoides, como la quercetina hace de ella un potente antioxidante. La quercetina además ayuda en el tratamiento de la hipercolesterolemia impidiendo los depósitos de colesterol en las arterias con su consecuente estrechamiento y problemas cardiovasculares derivados. Este flavonoide ayuda a prevenir el cáncer de pulmón, evita el envejecimiento de los tejidos, tiene propiedades antiinflamatorias, mantiene en buen estado el sistema inmune y es esencial para el cuidado del sistema nervioso, protegiendo nuestro cerebro de enfermedades como Parkinson y Alzheimer. Otros de los flavonoides que contiene nos ayudan a mantener una buena salud bucal, protegiendo nuestros dientes y manteniendo las encías limpias.
También su aporte de fósforo influye en los beneficios para el sistema nervioso, pero además el fósforo nos ayuda a mejorar la memoria y activar otras funciones cerebrales, por lo que se aconseja consumir manzanas en casos de fatiga, bajo estado de ánimo, depresión, estrés, etc. Tiene un efecto sedante que nos hará dormir mejor si comemos manzana por la noche y este efecto sedante también lo podemos aprovechar si estamos dejando de fumar, ya que calma la ansiedad por el tabaco.
Contiene también taninos, que son sustancias astringentes y antiinflamatorias que producen el color marrón en la pulpa si la pelamos y que desinflaman la mucosa gástrica y las paredes intestinales.
La principal fibra que contiene es la pectina, regulador intestinal útil tanto si hay diarrea como estreñimiento. La pectina también reduce el colesterol si tomamos 2 ó 3 manzanas diarias y hace que nos sintamos saciados.
Tiene propiedades coleréticas, mejora la producción de bilis, reduciendo el riesgo de que se formen cálculos biliares, siendo por ello un alimento muy recomendado si ha habido una operación de vesícula; además descongestiona el hígado por lo que es de consumo obligado si se padece hígado graso, hepatitis o cirrosis.
Respecto a su contenido en azúcar, la manzana es hipoglucemiante, ya que la fructosa necesita menos insulina para ser metabolizada. Además la pectina regula la liberación de azúcares y su paso a la sangre. Es recomendable por ello comer manzanas en caso de diabetes.
Numerosos estudios han demostrado sus propiedades anticancerígenas, tanto en la pulpa como en la piel por su contenido en catequinas y quercetina, importantes protectores contra la acción de los radicales libres. Estas propiedades contra el cáncer también se encuentran en las pepitas que pueden comerse masticándolas muy lentamente.
Es una fruta depurativa y diurética, muy interesante en casos de artritis, gota, reuma, edemas, retención de líquidos y obesidad. Es rica en ácido málico, que tiene efecto alcalinizante, antiséptico y además ayuda a mantener la flora intestinal en buen estado, evitando fermentaciones. El ácido málico, cisteína (elimina las toxinas del hígado) y arginina (favorece el crecimiento muscular y la reparación de los tejidos) presentes en la manzana ayudan a eliminar toxinas de nuestro organismo y a combatir enfermedades del aparato locomotor y de los riñones como cálculos o insuficiencia renal.
Tenemos que masticar muy bien la manzana para que siente bien en el estómago. Se puede comer con piel si es de cultivo ecológico y cuando no haya trastornos intestinales; si los hay, es mejor tomarla en zumo que se puede mezclar con zanahoria o en compota. Si hacemos compota, pierde un 30% de su vitamina C, pero si la cocinamos al horno, perderá casi el 80%.
En caso de problemas gastro-intestinales es mejor comer la manzana en compota, porque al cocerse la fibra se hace más blanda y no es irritante.
¡¡¡ Seguro que Adán sabía lo buenas que son las manzanas y por eso cedió a la tentación de la manzana que Eva le ofrecía !!!