Durante miles de años ha existido una forma de comer y vivir practicada por miles de personas, se la conoce con el nombre de macrobiótica. Existe mucha confusión, producto de una gran desinformación, sobre lo que es realmente y como afecta a nuestro organismo la alimentación macrobiótica.
El término macrobiótica hace referencia a las personas sanas y longevas (Hipócrates), viene del griego y significa: “macro” – “grande/amplio” y “bios”-“vida”. Otros médicos de la historia (Aristóteles, Galeno, Herodoto, etc…) describían la macrobiótica como un estilo de vida que mejoraba la salud y la longevidad por el tipo de dieta adaptado: equilibrado y simple. La macrobiótica trata de cerrar la brecha existente entre el ser humano y la naturaleza. Este tipo de dieta se centra en los granos enteros y todos aquellos alimentos tradicionales y por supuesto de la estación.
La macrobiótica defiende un tipo de alimentación natural: consumo de alimentos de la zona donde estemos viviendo, ecológicos/orgánicos, vegetarianos y sobretodo sin procesar. El cereal que se consuma debe ser completo (sin refinar). También forma parte de esta alimentación la carne y los lácteos (orgánicos), sin embargo éstos constituyen menos del 1% del total de la dieta macrobiótica.
Aunque cambiar el estilo de alimentarnos nos puede suponer un gran esfuerzo, para unos y algo completamente imposible para otros, sí que se podría adoptar una dieta mucho más completa que la que consideramos normal. Existen multitud de publicaciones que recomien un cambio dietético en donde aconsejan un consumo preferente de granos (cereales) enteros, verduras, hortalizas, legumbres y frutas, todo ello fresco y de temporada y una reducción de carne roja, azúcar, productos refinados, etc…
Según un estudio médico publicado hace ya unos cuantos años (American Journal of Epidemiology -1974-) donde se investigó la dieta macrobiótica en 120 personas, demostró que era eficaz para reducir la presión arterial hasta valores normales. Otras investigaciones muestran valores de colesterol mucho más saludables que los que habían seguido una dieta típica (Kass y Sacks. 1982 “Atherosclerosis”). El hospital general Lamuel Shattuck de Boston, desde la década de los 90, ha estado sirviendo menú macrobiótico para el propio personal y también para algunos pacientes.
La filosofía macrobiótica no sólo está basada en un tipo específico de dieta sino que abarca mucho más: ejercicio físico y estilo de vida en general (vida emocional). La macrobiótica nos educa en un tipo de dieta integral y nos acerca a nuestra madre naturaleza, camino directo hacia una buena salud, sándole importancia al lugar en el que residimos, la climatología, la actividad que realizamos y nuestro estado de salud actual. Almimentarnos macrobióticamente debe estar en consonancia con esa serie de factores.
La entrada Macrobiótica aparece primero en Sanissima.