Parece ser que los disruptores endocrinos tienen mucho que ver con ello. ¿No sabes lo que son? Tranquil@. Después de este artículo ya no podrás olvidarlos.
Disruptores endocrinos, ¿Qué son?
Según el Doctor Nicolas Olea (Universidad de Granada), uno de los estudiosos más ilustres del tema en España: "Se trata de sustancias químicas, de contaminantes ambientales generalmente hechas por el hombre y la industria del hombre y que una vez dentro del organismo modifican el equilibrio de las hormonas. Las hormonas, como se sabe bien, son mediadores químicos que conectan un órgano con otro y mandan o son señales químicas. Estas señales químicas pueden ser interferidas, aumentadas o disminuidas por otro compuesto químico que utiliza o que se planta en su lugar. El problema es que hay algunas consecuencias biológicas de esa interferencia. O que algún sistema hormonal se ve acentuado con mayor función o que algún sistema hormonas es deficitario porque las sustancias químicas, los disruptores endocrinos en este caso, bloquean a la actividad de la hormona"
Como ves, el tema es un asunto serio. Esto no son teorías de la conspiración de cuatro frikis anti-sistema. La voz de alarma la dio el libro: "Primavera silenciosa" de Rachel Carson en 1962 donde ya avisaba de que ciertos productos químicos artificiales se habían difundido por todo el planeta, contaminando prácticamente a todos los seres vivos hasta en las tierras vírgenes más remotas.
En la misma línea el libro "Nuestro futuro robado", escrito por Theo Colborn, Dianne Dumanoski y Pete Myers, recopiló miles de evidencias científicas sobre cómo los disruptores endocrinos afectaban a la salud, utilizando un lenguaje accesible para que las conclusiones fueran entendibles por el gran público.
El enemigo indestructible
¿Por qué son tan peligrosas estas sustancias? La Dra. Marisa López Teijón (Instituto Marqués, Barcelona) nos lo explica muy bien: "El organismo humano, cuando se diseñó, no estaba pensado para que supiera eliminar el metacrilato o el plástico. Todas estas sustancias se quedan dentro del organismo, acumuladas, porque no las puede degradar, lo mismo que cuando vemos una bolsa de plástico en medio del agua del mar. Sigue nadando pero no hay posibilidad de que la naturaleza sepa cómo eliminarlo"
O sea, que nuestro cuerpo, se enfrenta a "enemigos" con los que nunca había tenido que tratar hasta ahora. Y a una velocidad pasmosa. Cada año se introducen en el mercado 1.000 nuevas sustancias, la mayoría sin los controles necesarios para asegurar que son buenas para nuestra salud. Para que nuestro cuerpo pudiese ir adaptándose a estas nuevas sustancias, harían falta milenios y no décadas, con el agravante de que estas sustancias se analizan una a una sin tener en cuenta que al mezclarse en los organismos sus efectos se ven potenciados.
Así que lo único que nuestro cuerpo puede hacer es ir acumulando estas sustancias en el cuerpo y de manera inevitable ir pasándolas de generación en generación, ya que las madres de todas las especies, no sólo transmitirán cosas buenas a sus hijos, sino también todos los disruptores endocrinos acumulados en su cuerpo.
Resumiendo:
Pueden actuar a dosis muy bajas.
Existen periodos del desarrollo que son especialmente vulnerables a la disrupción endocrina, provocando daños que pueden causar importantes efectos sobre la salud a lo largo de toda la vida.
Su relación dosis-efecto no es lineal.
Pueden actuar combinadas
Pueden producir efectos a varias generaciones
Pueden tener largos periodos de latencia
No es posible establecer umbrales de exposición seguros
¿Cómo nos afectan?
La investigación científica ha relacionado los disruptores endocrinos con un amplio abanico de enfermedades que incluye:
Salud reproductiva femenina: Pubertad precoz, cáncer de mama, disminución de la fecundidad/fertilidad, endometriosis, abortos, embarazos ectópicos.
Salud reproductiva masculina: Malformaciones en genitales de bebés, cáncer de próstata en niños, disminución de la calidad del semen y menor movilidad de los espermatozoides, cáncer de testículo y próstata, testículos no descendidos en varones jóvenes.
Trastornos del metabolismo: Obesidad, diabetes, cáncer de tiroides.
Problemas cardiovasculares.
Alteraciones y enfermedades neurológicas: Perturbaciones del desarrollo neurológico y alteraciones conductuales, como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, Autismo, etc, y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
También la naturaleza y sus especies están sufriendo los estragos de estos "estafadores químicos": infertilidad, problemas de tiroides en aves y peces, deformaciones, demasculinización o defeminización de especies y un grave riesgo para el sistema inmunitario de aves y mamíferos.
¿Dónde se esconden?
Es una contaminación invisible, y todos la sufrimos de manera involuntaria. Nuestro entorno está lleno de los disruptores endocrinos: nos rodean en la calle, el trabajo, la escuela, la casa…
Los disruptores hormonales pueden encontrarse en en:.
Productos de higiene personal: evitar parabenes, ftalatos presentes en cosmética (jabones, cremas, maquillaje,…), triclosan
Envases plásticos tipo fiambreras, botellas, incluso biberones, suelen contener Bisfenol-A (utilizado como material de partida para la producción de policarbonato y "resinas epoxi", y también detectado (a veces) en otros materiales como poliamida, silicona y látex). Este disruptor puede generar alteraciones en el metabolismos como la obesidad adulta e infantil.
Productos de limpieza, insecticidad, plagicidas y herbicidas, ambientadores… El Glifosat es un peligroso herbicida que se usa en el trigo, el maiz y la soja.
Construcción y decoración: disolventes (ej. Percloroetileno)
Sartenes con teflón,
Ropa hecha con poliester
Otros ejemplos de disruptores que pueden estar presentes en el trabajo: alquilfenoles ( antioxidantes presentes en el poliestireno modificado y en el PVC, y como productos de la degradación de los detergentes); dioxinas ( que se generan en la producción de cloro y compuestos clorados, como el PVC o los plaguicidas organoclorados, el blanqueo con cloro de la pasta de papel y la incineración de residuos); estireno, ftalatos (se añade a los plásticos, especialmente PVC, para aumentar su transparencia, flexibilidad y longevidad); PBBs, PCBs ( aunque actualmente están prohibidos, las concentraciones en los tejidos humanos han permanecido constantes en los últimos años aún cuando la mayoría de los países industrializados pusieron fin a la producción de PCBs hace más de una década. Estos es debido a que dos tercios de los PCBs producidos en todas las épocas continúan en transformadores u otros equipos eléctricos y, por consiguiente, puedes ser objeto de liberación accidental. A medida que van ascendiendo en la cadena alimentaria, la concentración de PCB,s en los tejidos animales puede aumentar hasta 25 millones de veces); Tributilestaño (TBT), etc…
¿Alternativas a los diruptores endocrinos?
Siempre que te sea posible, compra y come productos orgánicos y carnes orgánicas para reducir su exposición a más hormonas, pesticidas y fertilizantes. Evita también la leche y otros productos lácteos que contengan la hormona de crecimiento bovina recombinante (rBGH o rBST) genéticamente modificada.
Reduce el consumo de alimentos enlatados. El interior de las latas se recubre con una delgada capa plástica, principalmente compuesta de resinas epoxi, que liberan BPA en la comida. En Japón, la preocupación por la salud ha llevado a sustituir las resinas epoxi en latas por una capa de plástico libre de BPA. Y Nestlé anunció recientemente que abandonaría el BPA en su gama alimentaria, aunque solamente para el mercado de los EEUU. Los alimentos envasados en cristal siempre serán una mejor alternativa.
Evita los alimentos procesados, pre-embalados (de todo tipo) son una fuente común de sustancias químicas como el BPA y los ftalatos.
Utiliza fiambreras y botes de cristal, o elige fiambreras estan libres de bisfenol-A.
Evita alimentos envasados con film de PVC: asegúrate de que el supermercado no utiliza PVC para el envasado de alimentos. En caso contrario, exigir el uso de alternativas más seguras, que ya existen. Cuando compres film transparente para el hogar, asegúrate de que no contiene ftalatos.
Filtra, si es posible, al agua de tu casa. Así eliminarás el disruptor endocrino atrazina.
Utiliza productos de higiene lo más naturales posible. Tu piel absorberá todo lo que pongas en ella, sin filtro alguno. Hay alternativas orgánicas y más ecológicas a todos los productos químicos de higiene y belleza. Ejemplos de ello, son el aceite de coco, que te sirve tanto como para hidratar la piel, como el cabello e incluso para cocinar de manera más saludable o el bicabornato de sodio que puedes utilizar para sustituir la pasta de dientes. También la piedra de mineral de alumbre te evitará usar los peligrosos y tóxicos anti-transpirantes más habituales, relacionados con el aumento de casos de cáncer de mama y de la zona de las axilas.
Busca productos sin fragancia o con fragancias naturales. Una fragancia artificial puede contener cientos- incluso miles- de sustancias químicas potencialmente toxicas.
También para la limpieza de tu hogar tienes alternativas más ecológicas y saludables tales como el jabón de Castilla, peróxido de hidrogeno,vinagre blanco, bicarbonato de sodio y jugo de limón, que pueden hacerte un buen trabajo- algunas veces incluso un mejor trabajo- que sus contrarios comerciales.
Cuidado -incluso- con los recibos de los supermercados. Los recibos utilizados en muchos supermercados y cajeros automáticos contienen altas concentraciones de bisfenol A (el bisfenol A se absorbe por la piel).
Como ves, no es tarea fácil escapar de los disruptores endocrinos pero está en tus manos minimizar el impacto que éstos puedan tener sobre tu salud. Puede parecer que no podemos hacer nada contra las grandes industrias, pero al fin y al cabo, es el consumidor el que decide qué tipo de productos se lleva a su casa.
Y ahora, en tus manos está elegir,
Fuentes:
Colborn, Dianne Dumanoski y John Peternos Myers "Our Stolen Future" (New York: Penguin Books,1996). Edición en castellano: "Nuestro futuro robado", de Theo Colborn, Dianne Dumanoski y Pete Myers (1997); Ecoespaña y Gaia-Proyecto 2050, Madrid.
WHO February 19, 2013 Press release.
Environmental Working Group October 28, 2013.
La exposición a disruptores endocrinos. Dr. Nicolás Olea, 2001.
Libro mencionado: "La primavera silenciosa" de Rachel Carson.
Informe_de_ISTAS-CCOO_sobre_disruptores encocrinos