Los más antiguos sabios de la India y de China insistían en que lo primero que tendrían que enseñarnos es a respirar bien.
La respiración es un puente entre la energía individual y la cósmica, una bisagra entre el cuerpo y el aparato psíquico, un lazo entre el consciente y el inconsciente. Desde tiempos inmemoriales la respiración se ha considerado en las técnicas orientales de autorrealización una herramienta preciosa para favorecer el cuerpo, ordenar las energías y estabilizar la mente. La respiración se torna una valiosa aliada en pos de la unificación de la consciencia y el dominio sobre las emociones. Si por un lado la respiración es la primera fuente de energía, por otro es un medio para pacificar las emociones, integrar la psiquis y ensanchar el entendimiento. Cada vez que estamos atentos a la respiración, conectamos con la realidad inmediata, cultivamos la atención mental pura, nos centramos en nosotros mismos y prevenimos la agitación.
Nada se ha dejado al azar y todas sus técnicas han sido experimentadas hasta la saciedad. A través de la indagación incansable sobre sí mismos, los yoguis descubrieron la estrecha interrelación que hay entre la mente y la respiración y viceversa. Se percataron de que a cada estado de ánimo corresponde una forma específica de respirar. No respiramos igual cuando estamos tensos o relajados, agitados o sosegados, concentrados o dispersos. Si tenemos ansiedad, la respiración de entrecorta o se hace jadeante; si recibimos un susto, la respiración se inhibe unos instantes.
Cuando esto lo comprobaron los primeros yoguis, se dieron cuenta de que si todo estado mental o anímico provoca un tipo determinado de respiración, un específico modo de respirar también, a la inversa, crearía determinados estados de ánimo. Una respiración uniforme y sosegada seda el sistema nervioso, pacifica las emociones y previene contra la angustia y el estrés. En cualquier momento de nuestra vida en el que tendamos a agitarnos, podemos profundizar y ralentizar la respiración y así armonizarnos psicosomáticamente. El mejor medicamento está siempre con nosotros.
En el yoga se utiliza la respiración como técnica de purificación y control psicosomático como de objeto para el cultivo y adiestramiento de la atención mental y la canalización de las energías de la mente. En el hatha-yoga contamos con las técnicas de control respiratorio que llamamos pranayama y en el radja-yoga o yoga mental de numerosos ejercicios de meditación que se sirven de la respiración como objeto de concentracion.
Fuente original- Ramiro calle- yoga en red.