El estudio demuestra que a través de la respiración podemos trabajar la atención, la memoria o el control emocional. La investigación es pionera porque ha analizado internamente la actividad neuronal, con electrodo implantados en el cerebro de seis pacientes tratados por epilepsia que no respondían al tratamiento médico, y ha probado que la actividad cerebral cambia cuando respiramos de una forma u otra. Hasta ahora, la relación entre la respiración y la actividad en la corteza cerebral, se había visto en ratones pero nunca en humanos, mucho más complejo por la dificultad de ver qué sucede dentro del cerebro.
El estudio diferencia dos tipos básicos de respiración, la que denomina volitiva y la atencional. Dicho de un modo más simple, la respiración que realizamos de forma automática, inconsciente, y la que hacemos de manera profunda, consciente, cuando respiramos por ejemplo para intentar tranquilizarnos o para meditar.
Respiramos unas veinte mil veces al día, pero respiramos mal, a menudo sin saberlo. “Como sociedad respiramos con un 30% de nuestras capacidades, es curioso ver que los bebés tienen una respiración larga, respiran por la barriga, es una respiración abdominal y con el diafragma, que es donde hay más rendimiento para absorber energía y oxígeno. Los adultos respiran más por la parte alta de la caja torácica, que es donde hay menos rendimiento respiratorio, ya que las tensiones se acumulan en la zona abdominal e impiden que respiremos como lo hacen los bebés, libres de preocupaciones.
No respiramos mal porque sí, tenemos poca conciencia respiratoria y respiramos como podemos, para sobrevivir, es una respiración de subsistencia; la otra forma sería respirar más profundamente, para vivir mejor, de forma consciente.
La neurociencia hace mucho tiempo que está estudiando las bases neurales de la respiración, analizando qué sucede en el sistema nervioso y las neuronas cuando respiramos. Hace mucho tiempo que ya se conoce que el control básico de la respiración se produce en el tronco del encéfalo, donde se controlan todas las funciones vitales claves, como el ritmo cardíaco, la respiración o el control de muchas de las funciones fisiológicas.
La respiración es por tanto una función inconsciente que nos dice mucho sobre el estado mental. En momentos de estrés y angustia, la respiración es corta y acelerada, en momentos de relajación, de paz y tranquilidad, se afina y se hace larga y profunda. Ahora se ha visto que cuando respiramos profundamente cambia la respiración y cambia la actividad en la corteza del cerebro.
Una razón científica de peso para entender por qué con técnicas orientadas a controlar la respiración podemos aprender a controlar mejor las emociones, la concentración o la capacidad de memorizar.
Y cuando la respiración se hace consciente, nos permite conectar con el momento presente y con nuestro cuerpo y mente.
La respiración es la clave de la conexión entre cuerpo y mente. Tomar conciencia de cómo es nuestra respiración nos ayudará a calmarnos en momentos estresantes o de alta intensidad emocional. Modificando la respiración para hacerla más fina y tranquila podremos reducir las reacciones impulsivas de las que muchas veces nos arrepentimos. La dispersión mental que también causa el estrés puede reducirse con la práctica de respiración consciente.
Fuente: Extracto de La Vanguardia y JNP Journal of Neurophysiology
No enseñamos la manera correcta de respirar sino todos los modos de respiración posible. Moshé Feldenkrais
Puedes hacer estas lecciones cortas de respiración. Espero las disfrutes mucho!
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