Pues en el mundo del deporte este paradigma tan fácilmente asimilable choca frontalmente con la realidad. Y es especialmente complicado cuando la actividad física implicada y desarrollada es el fútbol. Muchos entrenadores creen que una de las herramientas de las que disponen para frenar el juego combinativo de un equipo se basa en presentar un terreno de juego en mal estado. Los equipos expertos en el juego de posesión ven así coartada su libre decisión de practicar dicho modelo. Sin entrar en cuestiones morales que harían enrojecer a más de uno es obvio que esta situación puede provocar un mal mayor, no sólo al equipo rival, sino a su propio cuadro. Una lesión provocada a lo largo de un partido puede convertirse en potencialmente grave si el césped se encuentra en malas condiciones; agravando el plazo de recuperación y presentando un contexto médico incierto.
Uno de los equipos que ha sufrido de forma reiterada esta situación es el FC Barcelona. Un genio del fútbol como Leo Messi ha tenido que encontrarse en situaciones y contextos altamente complicados en relación a ejercer su labor profesional. Este hecho se ha convertido en noticia los últimos días, ya que uno de los rivales en Liga del Barça es el Atlético de Madrid. Club entrenado por Diego Simeone. El técnico argentino encendió la llama al ser cuestionado por la altura del césped: “Mira, yo no soy jardinero, yo soy entrenador y nosotros entramos al campo para preparar al equipo. Cuando vos me invitas a comer a tu casa me invitas con tu mantel, tus platos y tus vasos. Y cuando yo te invito a mi casa lo hago con mis platos, mis vasos y mantel”. La irónica respuesta del “Cholo” dejó bien claras sus intenciones.
Se trata de un acto injustificable, ya que ambos conjuntos se jugarán el título esta presente temporada. Y muchos son los indicios que así lo explicitan. Por ejemplo, la casa de apuestas BetStars muestra como favoritos a ambos conjuntos en la mayoría de los partidos que disputan en la competición. Un equipo que aspira a convertirse en un referente mundial no puede emplear este tipo de actos para intentar acercar los tres puntos en su haber particular.
La normativa UEFA es muy estricta en relación al estado del terreno de juego, y ha manifestado de manera reiterada e ininterrumpida su ambición a la hora de presentar un césped óptimo en los choque que alberga. Desafortunadamente, muchos clubes prefieren recibir un castigo antes que intentar mitigar esta situación. El reglamento del fútbol europeo sólo especifica que el césped debe encontrarse en perfectas condiciones y que ésta nunca debe superar los 30 milímetros de altura. En el caso del Camp Nou, el césped se recorta hasta los 23 milímetros, una cifra bastante por debajo del máximo que dictamina la UEFA. Un hecho que ayuda así a la perfecta circulación del esférico.
El riego del terreno de juego también es motivo de discrepancias entre clubes y organizadores, ya que tampoco está explicitado de manera clara cuál es el grado de humedad que debe presentar la alfombra verde.
Habría que mejorar la normativa vigente para intentar establecer unos límites más estrictos que no dieran pie a interpretaciones sesgadas. Ayudaría al espectáculo y al estado físico de los jugadores; verdaderos protagonistas del deporte rey.