El suelo pélvico sufre durante el embarazo y el parto: en el embarazo, sobre todo al final, soporta todo el peso de nuestra barriga, la presión de la cabeza del bebé cuando se coloca en cefálica listo para nacer, además de la distensión del periné en el momento del expulsivo. A consecuencia de ello se debilita su musculatura y ligamentos, pudiendo afectar al control de esfínteres o incluso provocar prolapso uterino o de la vejiga.
Por eso es importantísimo cuidar de esta parte tan olvidada a lo largo del embarazo.
Recuerdo en ambos cursos de educación maternal, en mis dos embarazos, cómo matrono en el primero y matrona en el segundo nos insistían en la importancia de ejercitar la musculatura pélvica para fortalecerla no solo de cara al parto, sino para evitar posibles secuelas tras él, y nos enseñaron a hacer los conocidos Ejercicios de Kegel. Ejercicios que, confieso, hacía cuando me acordaba, y en los que no ponía todo el interés que merecían.
Error. No debí menospreciar la importancia de tan discreta parte corporal.
Recuerdo especialmente cómo la matrona, ya en mi segundo embarazo, nos enseñó dos tipos bolas chinas para recuperar el tono muscular del suelo pélvico tras el parto. Y yo, que ya había parido una vez, pensaba que las ganas que yo tenía de meterme unas bolitas por el chisme tras parir, eran de pocas a ninguna.
Pero ahora, años después, me arrepiento. Porque sí, soy de las que si voy caminando por la calle y estornudo, tengo que cruzar las piernas para que no se me escape el chorrillo. Sí, imaginadme en plena calle, con estornudos de repetición - porque soy una metralleta, yo no se estornudar una vez, si estornudo, estornudo mínimo 5 veces seguidas- con postura cual Lina Morgan y casi rezando para no mearme encima. Vergonzoso, de verdad.
Por eso me he propuesto intentar poner remedio, porque digo yo que nunca es tarde, y mejor hacerlo ahora que dentro de 20 años, cuando lo que eran pequeñas fugas se convierta en una verdadera incontinencia urinaria que afecte a mi vida.
Porque se lo que es vivir con una parte del cuerpo delicada afectada, ya que tras el parto de Antía, y gracias al estreñimiento que sufrí con las hemorroides en el primer postparto y al final del segundo embarazo, sufro un rectocele que me está haciendo bastante la puñeta.
Por eso no hay que tener miedo a recuperar nuestra sexualidad tras el parto. Porque el sexo nos ayuda a mantener la musculatura a tono, a recuperarnos física y anímicamente, a recuperar nuestra vida. Yo lo tuve, me costó mucho recuperar la vida sexual tras el parto por el miedo al dolor, a que me hiciera daño. Y me arrepiento.
Una buena manera de recuperar la vida sexual tras el parto y ayudar a nuestro suelo pélvico a recuperar su tono, es el uso de juguetes sexuales. Porque, como bien recomendaba mi matrona de confianza, las bolas chinas, además de aumentar el placer sexual, son un excelente ejercicio para la fortalecer la musculatura de nuestro suelo pélvico y recuperar la elasticidad de la vagina. Usarlas en el postparto nos ayudará además a recuperar la sensibilidad, nuestra confianza y volver a la naturalidad cuanto antes en lo que a nuestra vida sexual se refiere.
Como os decía arriba, la matrona nos enseñó dos tipos: unas tradicionales, como las que todos conocemos, y otras que a la vista eran similares a un tampón, tres piezas de diferente tamaño y peso que se usaban de manera individual, empezando por las de menos peso.
No soy una gran entendida en juguetes sexuales pero estas bolas chinas Lelo Luna Beads me parecen la conjunción perfecta de ambos modelos: porque en apariencia son como las tradicionales, pero son bolas de diferente peso que se pueden usar unidas, o bien por separado, según el tono de nuestra musculatura pélvica. De esta manera ejercitamos poco a poco sin forzar ni poner más peso del que el periné puede soportar.
Están fabricadas en silicona, que ayuda a mantener la flora vaginal. Son de fácil limpieza y secado, algo sumamente importante ya que las bacterias proliferan con falicidad y no es cuestión de provocar una infección sin necesidad, además de que la humedad puede estropearlas, por lo que es fundamental que se puedan mantener limpias, secas y protegidas con unos cuidados sencillos.
Para mi el uso del lubricante fue primordial a la hora de recuperar la vida sexual tras el parto ya que sufrí de muchísima sequedad vaginal y las relaciones resultaran dolorosas. Si váis a usar bolas chinas, el lubricante es su pareja indiscutible, ya que si no podríais haceros daño al introducirlas en la vagina, y es lo último que necesitamos.
Lo más importante es que no tengáis miedo a recuperar la sexualidad tras el parto, porque cuanto más tardéis, mas os costará recuperar la confianza, las ganas, y más molesto os resultará. Puede que al principio os resulte difícil y hasta incómodo pero no se trata de disfrutar una maratón sexual salvaje, sino de volver a conoceros poco a poco, con tacto y con cariño, hasta donde se pueda.
Y de verdad, no descuideis vuestro suelo pélvico, es muy sencillo mantenerlo a tono y a la larga lo agradeceréis. Las consecuencias de no hacerlo son mucho peores, y puestos a dejarnos el dinero, mejor en un juguetito que nos haga disfrutar, que en compresas para retener la orina, ¿no creéis?.
Yo, desde hoy, me hago el firme propósito de cuidarme un poco más también por dentro. Ya os diré si lo consigo, pero por mi saludo y bienestar, lo intentaré.
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