Hace poco leí una algo que me pareció terrible, pero que es aplicable a la vida de muchas personas:
“Vivimos cada jornada esperando a que termine para ir a casa; los días esperando a que llegue el viernes y los meses esperando que lleguen las vacaciones. Vivimos corriendo. Y la vida es eso que pasa mientras corremos”.
Y claro, en vez de disfrutar el momento, nos ponemos triste el domingo por la tarde porque mañana es lunes y se trabaja. Y tenemos síndrome postvacacional cuando llega septiembre.
Si no hubiese comenzado la dieta paleo, posiblemente ahora estaría…
Vamos, exactamente igual que me siento ahora mismo,
No. En serio.
Este verano he recorrido muchos kilómetros para compartir momentos con personas a las que quiero: Granada, Valencia, Badajoz… y además he conocido y (entrenado con) gente fantástica por el camino.
Es importante recordar de vez en cuando, que no somos nuestro trabajo, que la vida sigue cuando salimos de la oficina. Busca una afición que te entusiasme, un deporte que te enganche. Comparte tiempo con personas que merezcan la pena, y olvídate de las que te lo pongan díficil.
Y sé feliz.
Ingredientes (para 2 personas)
Las medidas dependerán un poco del número de comensales (y del hambre que tengan):
Lechuga mediana (u otras hojas verdes)
2 tazas de tomates cherries
1 taza de arándanos o frambuesas
1 taza higos maduros
200 gr. pechuga de pollo
Aceite de oliva virgen extra.
Sal al gusto
Preparación
Corta en daditos el pollo y asar a la plancha hasta que se dore.
Pela los higos, y bátelos unos segundos para hacer la mermelada.
Cuando esté hecho el pollo, mézclalo con la mermelada de higos.
En una ensaladera, coloca la lechuga y los cherries. Sazona y riega con un chorrito de aceite de oliva.
Añade los trozos de pollo con la compota. Remueve todo y listo para servir!
Espero que te guste la receta
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