Cuando pensamos que somos un fraude.
El síndrome del impostor está relacionado con la incapacidad para atribuirse los propios logros. Se calcula que aproximadamente dos tercios de la población experimentan este tipo de pensamientos en algún momento de su vida, ya que tener este tipo de ideas o sentimientos juegan a veces un papel adaptativo. Sin embargo, cuando esa sensación de ser un impostor se hace crónica y repercute negativamente en el estado emocional y en el desarrollo de la vida diaria de la persona podríamos estar hablando del síndrome del impostor, un problema psicológico que se establece cuando el individuo presenta una incapacidad para aceptar los logros y el éxito.
Características
Las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes acuñaron este término después de realizar diversas investigaciones y encontrar de forma repetida este tipo de distorsiones en distintas personas.
Sus resultados concluyeron que las personas que padecen el síndrome del impostor están convencidas de que son un fraude, no merecen el éxito que han conseguido y que son inferiores al resto. A pesar de tener a su alcance evidencias que demuestren sus competencias y buenas habilidades, la persona continuará convencida de que no ha logrado nada por sí misma e interpretará los resultados positivos como resultado de la suerte o el azar. Además, pensarán que son capaces de hacer creer a los demás que son más inteligentes y competentes de lo que en realidad son.
Marco situacional
En aquellos que sufren el síndrome del impostor, las creencias de no estar preparado, ser incapaz de conseguir logros y ser inferior a los demás aparecen con mucha intensidad y se cronifican en el pensamiento de la persona, volviéndose incapaz de atribuirse sus propios logros.
El síndrome del impostor constituye una alteración del funcionamiento psicológico normal y saludable aunque no podemos decir que sea una enfermedad mental oficialmente reconocida, ya que, debido a la insuficiente evidencia empírica que aún existe, no se encuentra recogida en el Manual diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V). Esto no significa que el síndrome del impostor no exista, de hecho, está presente en muchos libros y artículos escritos por psicólogos de todo el mundo.
Colectivos de riesgo
Es cierto que el síndrome del impostor puede aparecer en cualquier persona y en cualquier momento. Sin embargo, existen ciertos aspectos que hacen que el riesgo de desarrollar esta alteración psicológica sea mayor.
El ámbito más común donde suele aparecer es en el laboral. La comparación con los compañeros, saber que hay muchos aspectos que aún no se manejan o los pensamientos sobre la propia competencia en el trabajo hacen que este síndrome pueda aparecer con mayor prevalencia en el contexto laboral. Además, es muy común que este síndrome aparezca en personas que han cosechado bastantes éxitos a lo largo de su vida y no sólo en el ámbito laboral.
Posibles causas
Las causas que más se han relacionado con el síndrome del impostor hasta la fecha de hoy son los factores ambientales y los aspectos cognitivos.
Se ha evidenciado que la historia de aprendizaje y experiencias vividas por el sujeto pueden desarrollar un papel determinante. Parece que las personas que han experimentado críticas importantes a lo largo de su infancia y juventud por parte de figuras significativas como padres o profesores podrían tener mayores probabilidades de presentar este síndrome.
Asimismo, parece probado también que la forma en que la persona percibe y asimila la realidad constituye otro factor de riesgo. Las personas con síndrome del impostor tendrían una mayor tendencia a realizar atribuciones externas de los éxitos y de los fracasos.
Consecuencias
El estado emocional de inseguridad resultante del síndrome del impostor conlleva una serie de alteraciones en el comportamiento de la persona que lo padece.
Debido a esa sensación de inseguridad la persona podrá, por ejemplo, volcarse en exceso en el trabajo, lo que implicará un sobreesfuerzo que podrá ir acompañado de sensaciones de ansiedad. El pensamiento que genera este tipo de ansiedad será que haga lo que haga nunca será suficiente.
Las personas con el síndrome del impostor no suelen compartir con los demás lo que piensan por miedo a que descubran su incompetencia, pero a la vez necesitan una aprobación constante por parte del resto de las personas para convencerse de que lo que están haciendo es lo correcto.
La inseguridad también motiva que nunca se tenga la suficiente confianza como para dar por acabada una cosa; esto ocurre al no tener las suficientes herramientas como para determinar que dicha tarea está correctamente terminada
Tratamiento
El síndrome del impostor es un problema que puede afectar gravemente al desarrollo diario normal de la persona. Cuando esto ocurre, es necesario acudir a un psicólogo y tratar este problema psicológico mediante psicoterapia. Si este es tu caso, el equipo de especialistas de Psicólogos Málaga PsicoAbreu podrá ayudarte a superar los pensamientos negativos que están generando ese malestar y se encargarán de orientarte hacia la consecución de pensamientos más adaptativos y acordes con la realidad, recuperando de esta forma tu bienestar emocional.