No se si sabes que es exactamente el síndrome del impostor o si lo has oído alguna vez, pero para empezar te diré que siete de cada diez personas lo han sufrido alguna vez en su vida.
Muchas veces y a pesar de tener una vida marcada por el éxito tendemos a pensar que todo pasa por “suerte” que en cualquier momento puede fallar y desaparecer.
Todo esto que a primera impresión nos puede parece ilógico es algo de lo más normal y que incluso grandes personalidades como directivos de grandes empresas, actores o actrices de gran fama y reconocimiento pasan por esta situación.
Nunca estoy del todo preparado…
Cuando empezamos un nuevo proyecto, ya se trate de estudios, laboral, emprendimiento, lleva un gran esfuerzo implícito, normalmente la gente que tenemos cerca nos apoya, pero realmente cuando parece que todo empieza a funcionar también empezamos a recibir esos comentarios que nos hacen pensar que todo lo que está sucediendo se debe a factores externos a nosotros, y es cuando empezamos a sentir que es cuestión de suerte, que no estamos lo suficientemente preparados y que en cualquier momento podemos fallar y todo se puede volver en nuestra contra.
Con el tiempo y la experiencia a veces este sentimiento va desapareciendo, pero en otros casos es algo que nos hace cambiar nuestra forma de ver las cosas y empezamos a pensar que todo es “suerte” que no ha sido gracias a lo que nos hemos preparado, nos hace volvernos más inseguros ante nuevos retos y lo peor es que nos hace fallar en algo que siempre nos había gustado hacer y en lo que además somos buenos.
¿Por qué nos pasa esto?
Las comparaciones son odiosas.
Desde pequeñitos y con la mejor intención no dejamos y no dejan de compararnos, siempre está el típico “mira tu hermano” “a ver si te fijas en este o en aquella”
Incluso cuando nos preparamos para un examen nos ponemos nerviosos al pensar que no vamos a estar preparados para ello.
Desde que empezamos la etapa educativa empiezan a calificarnos con notas que nos hacen compararnos y ahí es dónde empieza todo.
Presión social.
Actualmente la presión social por tener éxito tanto familiar como laboral nos hacen exigirnos perfección en todos los ámbitos de nuestra vida.
Nos planteamos constantemente si estamos haciéndolo bien.
Diferencias salariales.
Lamentablemente a día de hoy, todavía hay diferencia en cuestión de promoción, sueldo o valoración laboral y esto algo que también nos hace sentir que no estamos preparados.
Tanto mujeres como hombres, sienten que no se les valora por lo que realmente hacen si no por algo que no depende de su trabajo.
Como nos vemos a nosotros mismos
Normalmente no nos vemos como realmente somos, nos hacemos exigentes con nosotros mismos y no somos capaces de cumplir con ese nivel que nos hemos auto impuesto, incluso nos da miedo el éxito que el fracaso.
Eso es justo lo que me pasa a mí
Cuando alguien sufre el síndrome del impostor no se sienten como tal, no se dan cuenta de lo que les pasa, simplemente sienten que no están a la altura, pero ¿Qué pasa cuando oyen esto de otra persona? Normalmente cuando hablas con otra persona que siente esto, y empieza a contarte que no está preparado, que todavía no se atreve porque puede ser que falle, es como que de pronto se abren los ojos y te ves totalmente reflejado en esa situación.
Cuando pasamos por esta situación, pensamos que no nos merecemos realmente el éxito, sentimos miedo a fracasar, dudamos de nuestras habilidades y preparación, y empezamos a pensar que no nos lo merecemos.
La próxima vez que alguien te felicite por tu trabajo o te elogie intenta dar las gracias y no justificarte diciendo que lo podía haber hecho cualquiera o que ha sido cuestión de suerte.
¿En que te afecta esto?
El “síndrome del impostor” puede tener consecuencias en tu vida, en el estres diario, provocarte ansiedad y bajar tu autoestima.
Empezaras a pensar que no estás a la altura, y te sentirás inseguro con todo lo que eso conlleva.
¿te sientes así? ¿te exiges ser perfecto?
Normalmente con el tiempo esto suele desaparecer, si no es así, te recomiendo que investigues un poco más sobre el tema.
Como siempre recuerda todo es cuestión de coger impulso y avanzar.
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