Me acerqué a ella como quien se acerca a Buda y le pregunté medio en broma: ¿te iluminaste? ¿cómo es un retiro de esos? ¿qué pasada no? ¿qué sentiste? ¿cómo son las meditaciones tras tanto tiempo en silencio?
Yo imaginaba una respuesta sublime, pero ella me respondió:
— Qué va. Muchos días pensaba que no tenía ni idea de meditar y me preguntaba qué estaba haciendo ahí, me sentía una impostora.
Tardé un buen rato en darme cuenta de que la respuesta sí era sublime, humilde y realista. Esa mujer estaba realizando algo que pocas personas han hecho en la historia de la humanidad, pero ahí estaba su mente diciéndole que era una impostora y que mejor abandonara.
En fin, hoy voy a contarte algunas historias sobre el síndrome del impostor por si te sirve de algo mi experiencia.
Mi síndrome del impostor
1) A menudo pienso que no soy buen escritor, es más, a menudo pienso que no sé articular palabra. Muchas veces cuando releo artículos pasados pienso; Dios, ¿pero en qué estaba pensando a la hora de hacer esto? No pocos días al mes me levanto y pienso en no volver a escribir, en cerrar el blog y dedicarme a otra cosa.2) Hace poco gané 9.000 € en un mes (antes de impuestos). Fue la mayor cifra hasta ahora además de llevar años soñando con ello. ¿Y sabes qué es lo primero que pensé al recibir el dinero en mi cuenta? Que no era bueno en lo que hacía y que no lo merecía y que los meses siguientes no iba a poder lograr cantidades similares.
[ Si te incomoda o te parece extraño que hable abiertamente de dinero, te animo a que leas esto, ¿cuánto ganas? ]
3) Cuando organizo retiros (como el del 17,18 y 19 de diciembre) a veces me viene el pensamiento de que a quién pretendo engañar si no tengo ni la más remota idea de nada. ¿Qué se yo de desarrollo personal o de espiritualidad? ¿a quién le va a servir esto? Quédate en casa anda, no enredes.
4) Casi todos los días al mirarme al espejo el reflejo me devuelve un trol de las cavernas borracho. No feo, no muy feo, un trol borracho. ¿Y con esa cara pretendo salir a la calle? ¿qué van a pensar?
Y podría seguir contándote historias pues son infinitas.
Sólo te escribo para recordarte que estés haciendo lo que estés haciendo en tu vida es normal que tu mente trate de boicotearte, de decirte que no vales, que abandones, que a quién pretendes engañar.
Ese es precisamente el juego de la dualidad y esa es precisamente nuestra misión como buscadores espirituales: llegar allí donde todo está en calma, donde sólo hay acción sin juicio.
Para llegar a ese estado tendremos que enfrentarnos una y otra vez a nosotros mismos pues esa es la verdadera victoria; la de silenciar la voz que te dice que no vales.
Por eso es tan importante la disciplina.
¿Y qué es la disciplina y cuál es su proceso?
Cuando tu yo superior, tu yo lúcido, tu yo amoroso, define qué es bueno para ti y cómo hacerlo.
Cuando eres capaz de seguir haciéndolo el tiempo suficiente hasta que consigas el objetivo que te has marcado, independientemente de tu estado de ánimo.