Por ejemplo, puede que demos por sentado que todas debemos tener una familia que nos cuida, y no sea éste un motivo por el que estar agradecida. O quizás, tengamos la certeza de que contamos con nuestra ducha de agua caliente, comida y techo esperándonos cada día y, de nuevo, tengamos la sensación de que tampoco sea nada extraordinario por el que sentir gratitud.
Sin embargo, te propongo que pienses por un momento que careces de esas cosas que consideras ordinarias. Imagina no contar con el apoyo de tu familia o pareja, no tener un techo en el que cobijarte o no contar, por ejemplo, con tu teléfono móvil, desde el que te conectas y posiblemente desde el que estás leyendo estas líneas. ¿Cómo te sentirías?, ¿de verdad seguirías pensando que no eres en este mismo momento, una persona afortunada?
Sentir agradecimiento por todo lo que tenemos en el momento presente, nos conecta con todo lo bueno que la vida nos da, y hace que salgamos de la infelicidad o insatisfacción en la que nos sumimos, cuando nos focalizamos en aquello que nos falta.
La gratitud es la memoria del corazón Lao Tse.
Desde la psicología positiva, la fortaleza de la gratitud es la capacidad para identificar y agradecer las cosas buenas que nos pasan. Por ejemplo, simplemente el hecho de estar vivos.
Existen 3 niveles de gratitud: en el primero de ellos, encontraríamos a las personas que dan por hecho todo lo que tienen y no consideran que haya nada por lo que agradecer. En el segundo nivel, estarían aquellas otras, que agradecen absolutamente todo lo que acontece en sus vidas, incluidas las cosas que han tenido consecuencias muy negativas en sus vidas -desde un punto de vista más espiritual, de las peores situaciones es posible encontrar la polaridad positiva, o el aprendizaje, y por lo tanto, son un motivo por el que agradecer-. En el tercer y último grupo, estarían aquellas personas que mantienen el equilibrio.
La gratitud transforma nuestro cerebro y nos aporta un estado mental más positivo y feliz:
Se ha demostrado que la gratitud transforma la estructura molecular del cerebro y tiene además un montón de componentes beneficiosos en nuestro estado emocional.Nos hace más felices,
más pacíficos,
menos reactivos,
aumenta nuestra resistencia emocional,
mejora la empatía,
refuerza nuestro sistema inmunológico,
es una gran vacuna contra el pesimismo,
aumenta nuestra ilusión y
mejora nuestro vínculo con el resto de personas. La energía de la gratitud es contagiosa.
Sin embargo, no debemos caer en el automatismo del agradecimiento. Es decir, sentir agradecimiento tiene que ver con conectar nuestro corazón con este sentimiento de manera sincera. Esto significa que se debe practicar de manera consciente y de corazón. Repetir la palabra gracias por cada situación de nuestra vida, cuando no estamos sintiendo esa conexión emocional, no causa ningún efecto. Por eso, es importante, practicar la gratitud de forma honesta con nosotras mismas.
Herramientas para introducir la gratitud en tu vida:
Valorar todo lo que tienes.
Diario de gratitud. Al levantarte o acostarte escribas aquello que agradeces con el propósito de no repetir y de sentir la gratitud en tu corazón.
Recuperar la capacidad de sorprenderte. Salir de la carencia de la queja, del modo automático. Resaltar todo lo positivo.
No dar nada por hecho. Nadie esta obligado a darte lo mejor que tiene, así que puedes empezar por agradecer la rutina con tu pareja o con las personas que te solucionan algo.
Compartir lo que recibes. cuando compartes tu felicidad con otros, se potencia. Se vuelve exponencial.
Meditar en la gratitud. Ejercicio en el que el subconsciente lo extrae. Es una manera de relajarte.
La gratitud es un excelente herramienta para dejar de ir por la vida como si nada fuese con nosotras. Nos conecta con lo mejor que tenemos en la vida y nos hace valorarlo y apreciarlo. Por ello, soy una convencida de los ejercicios que esta reporta.
Cuanto más agradeces las cosas buenas de la vida, más cosas buenas que agradecer se te manifiestan
Un abrazo,
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