En mi caso, acabo de descubrir que no he tomado una sola decisión que no haya antes consultado con terceras personas. Me he pasado la vida contando con la opinión de los demás para dirigir mi vida. Ahora, soy consciente, que esta necesidad de aprobación ha hecho que haya tomado los caminos que, a las personas más importantes de mi vida, les parecían mejor para mi.
He de reconocer, que seguir la corriente es lo más sencillo, cómodo y evita muchos quebraderos de cabeza. Sin embargo, a la larga, cuando te descubres dejándote llevar por la inercia, el vacío se hace cada vez más grande e imposible de sobrellevar, al menos en mi caso.
Decidir desde la necesidad de aprobación, la inercia o el miedo, refleja la falta de confianza en ti.
A nuestro cerebro no le gusta la incertidumbre ni correr riesgos, siempre nos llevará por los caminos más transitados y a poder ser, que no se salgan de nuestra zona de confort. Romper esas cadenas y empezar a decidir desde el amor y no desde el miedo, requiere de coraje y también de entrenamiento.
8 claves para decidir por ti misma:
1. Conecta contigo misma.
¿Alguna vez te has parado a escucharte a ti misma?. Me refiero a escucharte de verdad. Pasar tiempo a solas contigo, apagar tu mente por un rato y entrar en un estado de paz interior desde donde sentir es más importante que pensar. Visualizar diferentes escenarios o escribir tus decisiones en un papel, puede ayudarte a conectar con tu intuición. La información que necesitas para tomar decisiones está siempre disponible para ti.
2. Establece prioridades.
Si te ocurre que estás en un momento en que se te acumulan los frentes abiertos, es importante que establezcas un orden de prioridades para tomar decisiones. Establecer los objetivos principales y secundarios es una buena técnica para aclarar tu camino.
En primer lugar, decide sobre tu propósito de vida. Si tienes claro a dónde vas, te será mucho más sencillo decidir después lo demás. No se trata de ser egoísta, se trata de mirar por ti. Si estás en tu camino, estás en paz contigo misma, y en consecuencia, ya estarás orientada hacia el resto de decisiones que tomes después. Si, por ejemplo, decides primero sobre relaciones o residencia, es posible que luego te sea más complicado encajarlo con tu propósito de vida.
3. Simplifica.
Deja espacio para la nuevo. Si no dejamos atrás lo que ya no sirve, no queda espacio para que entren cosas nuevas. La vida con menos es mucho más simple, y en consecuencia, cuesta menos tomar decisiones. Si vacías todo lo que sobra, la vida te ayuda.
4. Adopta buenos hábitos.
Si consigues hacer hábitos, las decisiones se toman solas. Por ejemplo, si decides adelgazar, será más eficiente que adquieras el hábito de comer saludable, antes que seguir dietas estrictas. Si día a día realizas pequeñas acciones, el camino se va andando casi sin darte cuenta.
5. Si no te hace feliz, retírate.
Cuando tomas una decisión, es imposible saber de antemano si ésta te va a hacer feliz o no. Por eso, es importante ser humilde y reconocer cuando nos hemos equivocado. Si no estás satisfecho con lo que estás haciendo, más vale que te retires cuanto antes. Tu tiempo es más importante que tu orgullo. Si no te hace feliz ahora, no te hará feliz nunca.
6. Se honesta contigo misma.
Cuéntate verdad. Aunque solo te la cuentes a ti. Cuando somos honestas con nosotras mismas, nuestra conciencia sube y tomamos mejores decisiones. La verdad te protege, vibra alto, por eso es transformadora.
7. No esperes hacer felices a otras personas.
Tomar decisiones por ti, implica respetarte a ti misma. Aunque los demás opinen que te equivocas, que no es lo mejor para ti, sólo si lo experimentas sabrás si lo era o no. Nadie va a vivir tu vida así que, decide en consecuencia.
Nadie sabe mejor que tú, qué hacer con tu propia vida. Erich Fromm
8. Decide desde el amor.
Es decir, si decides, por ejemplo empezar a estudiar una oposición, no lo hagas desde el miedo a no encontrar un trabajo mejor, hazlo desde la ilusión que te hace conseguir esa plaza. Sabrás que has decidido desde el amor, porque cualquier decisión que tomes incrementará tu paz interior.
Observar, pensar y actuar:
Muchas veces, cuando quieres tomar la mejor decisión, puedes pasarte días o incluso meses dándole vueltas. Otras veces, es tan grande el miedo que sientes a equivocarte, que directamente, te paralizas y dejas que la vida decida por ti. Te conviertes en espectadora de lo que te sucede.
Es importante observar las situaciones y analizar pros y contras antes de pasar a la acción, pero asegúrate de que una vez hecho el análisis vayas a por ello. Una técnica que puede ayudarte es restarle importancia a la vida. Tomártela -en la medida de lo posible- como un juego. Así, decidirás con menor presión, sabiendo que estás probando. Nunca hay un solo camino, pero lo importante es que te atrevas a descubrirlo por ti misma.
Tomar acción es imprescindible para efectuar cambios en tu vida, pero siempre siendo consciente de que ninguna decisión es gratis. Todo lo que decides tiene consecuencias. Por eso, es importante que decidas siempre desde un estado de ánimo sereno, sin dejarte llevar por las emociones.
Una vez tomada la decisión, olvídate de las consecuencias: actúa, prueba y aprende. Ir tomando decisiones por ti misma hará que desarrolles la confianza en ti. Recuerda siempre que nadie puede nunca controlarlo todo al 100%.
Por último, me gustaría aprovechar esta entrada para desearos muy feliz año nuevo a todas las que dedicáis unos minutitos al día a leer mi contenido. Os deseo de corazón una año pleno y cargado de bienestar interior, de ese que nada ni nadie nos puede arrebatar, ya sabéis de lo que os hablo.
Un abrazo,
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