Sin embargo, aunque seas capaz de amortiguar sus efectos, lo cierto es que abandonar tu zona de confort, inevitablemente, provoca cierta ansiedad. Esta situación, que es bastante molesta, te puede empujar a hacer los cambios necesarios que te acerquen a la vida que quieres en realidad. Por eso, en estos momentos, es importante actuar con determinación y sacar toda la confianza que tienes en ti misma.
La mejor manera de llevar la incertidumbre es dejar de considerarla como una amenaza, y valorar el abanico de posibilidades que nos ofrece. Esto nos puede costar, puesto que hemos sido educadas en un sistema que nos ha contado que estabilidad es sinónimo de felicidad.
Así, el miedo a la incertidumbre tiene que ver más bien, con el miedo a ser libres, a decidir por nosotras mismas, a cambiar y a equivocarnos. En definitiva, miedo a tomar las riendas de nuestra vida y a no depender de nada ni de nadie para ser feliz.
Saber gestionar estos miedos es determinante para salir reforzadas de las situaciones en las que no podemos controlarlo todo. Si por el contrario, dejamos que la ansiedad y la angustia tomen el control, nosotras perdemos. Y es que, aunque son emociones humanas, no debemos dejar que éstas determinen las acciones de nuestra vida.
Sólo vencen el miedo aquellos que se atreven a escuchar a su corazón.
(Martin Luther King)
La incertidumbre se basa en la confianza que tenemos en nosotras mismas, y en la capacidad de afrontar lo inesperado. Abrazarla, produce una sensación de completa liberación, y paz interior.
Se que suena muy sencillo dejarlo aquí por escrito, y también se que llevarlo a la práctica puede resultar muy complicado. Por eso, quiero compartir contigo algunos de los consejos que me resultan más útiles en momentos de flaqueza:
7 herramientas para navegar en la incertidumbre:
1. Aceptar la situación.
Cuando tomas consciencia de que no hay otra realidad posible a la presente, no te queda más remedio que buscar soluciones. Cuando aceptas y te calmas, las respuestas aparecen más fácilmente. La aceptación te moviliza a la acción.
Aceptar el momento presente es también dejar que las emociones se expresen, escucharnos y acompañarnos en el proceso.
2. Repetir mantras.
Los mantras son un sistema muy útil para reprogramar nuestras creencias, las palabras son mágicas. Te propongo, por ejemplo, el siguiente:
Hay una forma de salir de esta situación aunque no la sepa ver. Es una frase que te conecta con la esperanza y como sabes, tus pensamientos, nutren tus emociones. Cambiando el enfoque, cambia la situación.
3. Abrirte a lo inesperado.
En este proceso, todo cambio es posible. Así que, es mejor que estés preparada para transformar desde las cosas más pequeñas a las más grandes. Mantener la calma es indispensable para llegar a las mejores respuestas, y para manejar lo inesperado. No dejes que el miedo maneje la situación.
4. Soltar las expectativas.
No esperar nada, todo un clásico cuando hablamos de paz mental. Cuando constantemente piensas en los resultados, no disfrutas del proceso, y si éstos no se cumplen, te frustrarás.
Cuando esperas demasiado, la ansiedad, el estrés y la angustia te consumen, mientras que si pones el foco en lo que día a día estás construyendo, no te enfocarás en el resultado.
5. Disponerte a aprender.
Centrarte en lo que quieres conseguir es un buen método para mantener a la mente en el momento presente. Además, pensar cómo queremos hacerlo nos lleva a tomar acción. Siempre cuentas con tus herramientas internas. Todo es aprendizaje, transformación y crecimiento. Aunque el proceso no sea fácil, saldrás de él más madura y con mayor consciencia.
6. Tener valor.
La batalla es contigo misma. Luchas contra tu pasado y contra las creencias que tendrás que transformar, después del aprendizaje obtenido.
La única batalla está en tu interior.
(Sócrates)
La mayoría de las veces nos damos cuenta que los miedos estaban solo en nuestra mente. Si las cosas no suceden como queremos, u ocurre lo peor que podía pasar, no queda más remedio que sacar nuestra fortaleza. En todo caso, este es un proceso personal, que pone a prueba la confianza en nosotras mismas.
7. Vivir el presente.
La mayoría de veces, tu mente está en el presente o en el pasado. Cuando la incertidumbre aparece, transformar el monologo mental, practicar la resiliencia, y levantarte ante la adversidad, son acciones indispensables para salir reforzada.
Vivir vida como queremos, plenamente y en paz, no es un proceso que parta desde fuera, si no que nace de la visión que cada una tengamos.
Cuando soltamos y entregamos, la vida nos devuelve.
La incertidumbre no es mala ni es buena, es simplemente una realidad que se presenta en nuestra vida. Tenemos dos opciones: quedarnos paralizadas por el miedo o actuar. Vendrán momentos buenos y momentos no tan buenos, pero siempre nos tenemos a nosotras mismas.
Si algo estoy aprendiendo en este proceso, es que no debemos poner nuestro poder personal en manos de nadie que no seas tú misma. Ninguna otra persona puede saltar los obstáculos de tu vida por ti. Utilizar muletas emocionales, a la larga, nos hace dependientes y nos resta confianza y autoestima.
Si la vida te pone en una situación de incertidumbre, escucha lo que te está queriendo decir. Aprende de la circunstancia y saca el máximo partido a la situación. Resistir con coraje a la incertidumbre te hace más fuerte.
Siempre va a aparecer lo inesperado, y no es negativo. A veces, lo inesperado puede llevarnos a lo mejor que podía haber pasado.
Un abrazo,
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