Cuando tenemos que afrontar problemas difíciles, nuestro cerebro, que siempre nos debería ayudar a salir adelante, puede tender a empeorar la situación. Las emociones negativas impactan nuestra mente en una velocidad impresionante y es más fácil continuar pensando de manera negativa que salir adelante y pensar de manera positiva. En estos momentos, es necesario sacar a relucir nuestro autoconocimiento y establecer estrategias, que nos ayuden a salir de los estados negativos y nos permitan encontrar la luz en medio de la penumbra.
Ya que nuestra mente asimila de una manera inconsciente y acelerada las experiencias negativas, debemos aprender a generar de manera consciente emociones positivas que nos ayuden a encontrar un balance, aún en los momentos más difíciles.
Estudios científicos han demostrado que la gratitud, es uno de los sentimientos con mayor capacidad de generar emociones positivas. Los estudios definieron además de una manera simple lo que es y lo que no es gratitud.
Gratitud NO es: sentirse mejor porque hay otros en peores condiciones. Si bien esto puede que nos sirva para generar gratitud; NO es gratitud.
Gratitud es: Ser consciente de las condiciones con las que se cuenta y realmente sentirse agradecido por ellas; sin importar las condiciones de otros. Es agradecer el levantarnos una mañana por el milagro de la vida y no simplemente porque vimos en el noticiero, que algunos desafortunadamente no pudieron amanecer.
Un sentimiento genuino de gratitud no requiere necesariamente de unas condiciones especiales ni de sucesos excepcionales. Si analizas bien cualquier situación, inclusive aquellas que parecen sobrepasarnos, puedes encontrar motivos para agradecer.
La gratitud además demostró además los siguientes beneficios físicos y sicológicos que refuerzan el pensamiento positivo, tan importante al momento de resolver problemas.
Mejora el optimismo, la energía y el entusiasmo. El contar con motivos para agradecer, nos puede hacer ver la vida de una manera diferente; y el expresar nuestra gratitud aumenta esta sensación.
Genera placer. Cuando expresamos y sentimos gratitud, nuestro cerebro genera dopamina, que es considerada la hormona de la recompensa. En pocas palabras, nuestro cerebro nos premia por ser agradecidos y esto tiene efectos positivos físicos y sicológicos.
Mejora el sueño. La gratitud mejora el sueño, por su efecto en el entusiasmo y el optimismo. Además, en casos de insomnio, evitó que las personas cayeran en estados depresivos.
Disminuye el estrés y la depresión. Más que el estrés y la depresión, la sensación de impotencia, puede generar efectos negativos sobre nosotros. Si la gratitud tiene impacto en nuestro pensamiento positivo, se puede esperar que tengamos una mejora actitud ante los problemas.Para terminar solo me resta decirte, que por muy complicado que sea el problema y aunque la situación se abrimadora, siempre habrá algo por lo que te puedes sentir agradecido. Busca sentir gratitud por quienes te acompañan en tu proceso y te desean ayudar, por tus capacidades para enfrentarlo, por el aprendizaje que tendrás cuando encuentres una solución etc. No quiero, en ningún momento desconocer la dificultad de esto, ya que como lo mencioné en un artículo anterior, ser positivo en momentos negativos es demasiado difícil; sin embargo, solo te invito a convertir la gratitud en una práctica diaria y verás que no solo mejorarás tus habilidades emocionales y físicas para enfrentar los retos diarios, sino que ayudarás a construir un ambiente mucho más armonioso con los tuyos. ¡Científicamente demostrado!
Por último:
¡Gracias por leer mi artículo!
Para ver más, te invito a leer el siguiente artículo: The grateful brain