En este proyecto se pudo hacer un seguimiento a un grupo de adultos mayores con una media de edad de 81,4 años durante cinco años. Tales participantes, todos ellos libres de demencia, fueron evaluados según diversos parámetros, como la memoria de trabajo que se basa en almacenar información inmediata; la episódica, sobre eventos concretos de nuestra vida; la memoria semántica, con ideas y conceptos generales sobre lo que nos rodea; las habilidades visoespaciales, para percibir visualmente los objetos y las relaciones entre ellos; y la velocidad de percepción, basada en reconocer y comparar rápidamente símbolos, letras e imágenes.
Conclusiones
Al final, una vez extraídos los datos de las conclusiones, las personas se dividieron en los que comían al menos una vez a la semana pescado y los que no. Se demostró que los que mayor pescado y marisco tomaban tenían mejor memoria semántica y velocidad de percepción, pero la memoria episódica o la de trabajo y las habilidades visoespaciales apenas sobresalían.
Otras conclusiones del estudio fueron que las personas portadoras del gen APOE4, para el desarrollo de enfermedades relacionadas con la demencia como el Alzheimer, obtenían mejores beneficios del consumo de pescado que los no portadores. Este estudio no es del todo concluyente, pero ofrece una muestra de aquellas habilidades en la memoria que se ven favorecidas con el consumo del omega 3, el ácido graso que aportan los pescados azules y que cuenta con una serie de beneficios para el organismo, además del que acabamos de ver.