El estudio de la Universidad Tecnológica Chalmers, en Suecia, concluye que comer pescado puede prevenir el Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Huntington, el Alzheimer y Esclerosis lateral Amiotrófica (ELA).
En esta investigación, observaron que la parvalbúmina, una proteína que se encuentra en grandes cantidades en diferentes especies de pescados, como el bacalao, la carpa o el salmón, es beneficiosa para el cerebro.
La parvalbúmina ayuda a prevenir la formación de ciertas estructuras proteicas estrechamente asociadas con la enfermedad de Parkinson. A parecer, esta enfermedad forma placas de la proteína alfa-sinucleína en el cerebro generando sus efectos negativos. En este estudio vieron que la proteína puede formar estructuras amiloides que se unen con la proteína alfa-sinucleína, haciendo que esta última desaparezca, y así no forme placas que pueden ser altamente dañinas.
Estos niveles de parvalbúmina, además, varían a lo largo del año. Y que los niveles de parvalbúmina son mucho más altos en los peces después de haber tenido mucho sol, por lo que podría valer la pena aumentar el consumo durante el otoño. Lo que quieren ahora es demostrar que esto puede ser una solución a otras enfermedades y ver de qué manera se distribuye en los tejidos humanos con mayor profundidad. Como sucede en otros estudios, todavía queda mucho por demostrar.
De hecho, otros estudios demostraron que el pescado, y aquellos alimentos ricos en Omega 3 y 6 son buenos para el cerebro, retienen la memoria y además luchan contra el alzheimer. Pues otro estudio, iniciado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Rush en Chicago, en Estados Unidos, demostró que el consumo de pescado está asociado con un menor riesgo de desarrollo del Alzheimer.
Se afirmó, entre otras conclusiones, que si bien el consumo de pescado se asoció con mayores concentraciones de mercurio en el cerebro, estos niveles elevados no se asociaron a su vez con un incremento de los signos de neuropatología cerebral.